Tres aspectos que sitúan la cooperación ante importantes
dilemas:
1.- El mundo en el que se gestó y
desplegó la cooperación ha mutado substancialmente: la
brecha Norte-Sur sigue siendo abismal, pero en algunos
casos el Norte y el Sur están convergiendo. En este
sentido, el PIB o los niveles salariales de algunos
países del Sur (especialmente de los BRICs) se ha
aproximado tímidamente a algunos de los países del Norte
(especialmente los de la Europa mediterránea), en lo que
se ha venido a llamar como el proceso
de "igualación a la baja".
Si bien las desigualdades Norte-Sur se empiezan a
difuminar, las desigualdades internas se erigen como el
problema del presente y del futuro, esto es, pobreza y
riqueza extremas conviviendo en una misma realidad
"nacional". El caso del Sur de Europa es obvio: los
proyectos fundamentados en la cohesión social se han
roto y la conflictividad y la incertidumbre social se
han acentuado exponencialmente. ¿Cómo
va a afrontar la cooperación al desarrollo esta nueva
radiografía mundial, teniendo en cuenta que se gestó
desde una perspectiva esencialmente Norte-Sur?
2.- La nueva geopolítica global, la
configuración de un mundo multipolar (en el que siguen
existiendo dos grandes polos como son EEUU y China) y la
consolidación de nuevos actores como el G-20 (en
detrimento de otros como Naciones Unidas) están
redefiniendo hasta cierto punto las reglas de juego del
mundo unipolar de la posguerra fría. Esta
realidad está afectando claramente al hábito de la
cooperación al desarrollo. En el caso, por ejemplo, de
África Subsahariana, existen nuevos actores como China o
Brasil que están liderando nuevas dinámicas de cooperación
sur-sur,
las cuales están cuando menos desconcertando el papel
tradicional de los estados occidentales en este asunto. ¿Cómo
va a responder la cooperación al desarrollo,
especialmente las ONGDs, a este nuevo escenario?
3.- La cooperación al desarrollo debe
partir hoy de un interrogante clave: cooperar, pero
¿para qué desarrollo? El
modelo de desarrollo capitalista no es viable, ya no
sólo lògicamente, sino medioambientalmente. Esto parece
que no ha sido tomado suficientemente en serio hasta que
los BRICs, especialmente China, han empezado a crecer
económicamente y consolidar clases medias que tienen
niveles de consumo que aumentan dramáticamente la huella
ecológica. Este diagnóstico ya lo habían realizado
certeramente multitud de actores hace años, indicando la
insostenibilidad del modelo de consumo occidental
(interesantes los primeros minutos de entrevista de Juan
Ramón Lucas a José
Luis Sampedro en
los que reflexiona sobre este asunto). Pero parece que
no ha sido hasta constatar el ritmo de crecimiento
imparable de países como China que el planeta no se ha
cuestionado la inviabilidad del modelo. Desde sectores
de la cooperación llevan años planteándose alternativas
basadas en modelos posdesarrollistas y postcapitalistas. ¿Cómo
va a gestionar la cooperación al desarrollo esta tensión
entre crecimiento, desarrollo y sostenibilidad? ¿Cómo va
a implicar a actores como China, Brasil o Rusia en este
debate?
https://oscarmateos.wordpress.com/2013/03/11/la-cooperacion-al-desarrollo-ante-el-cambio-de-epoca/ |