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| La agonía en Getsemaní: "Mi alma está triste hasta la muerte" |
| 26:36 Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»
26:37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y angustia.
26:38 Entonces les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo.»
26:39 Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú.»
26:40 Viene entonces donde los discípulos y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo?
26:41 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.»
26:42 Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: «Padre mío, si esta copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.»
26:43 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados.
26:44 Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.
26:45 Viene entonces donde los discípulos y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores.
26:46 ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cerca.»
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14:32 Van a una propiedad, cuyo nombre es Getsemaní, y dice a sus discípulos: «Sentaos aquí, mientras yo hago oración.»
14:33 Toma consigo a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir pavor y angustia.
14:34 Y les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad.»
14:35 Y adelantándose un poco, caía en tierra y suplicaba que a ser posible pasara de él aquella hora.
14:36 Y decía: «¡Abbá, Padre!; todo es posible para ti; aparta de mí esta copa; pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú.»
14:37 Viene entonces y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «Simón, ¿duermes?, ¿ni una hora has podido velar?
14:38 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil.»
14:39 Y alejándose de nuevo, oró diciendo las mismas palabras.
14:40 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban cargados; ellos no sabían qué contestarle.
14:41 Viene por tercera vez y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descansar. Basta ya. Llegó la hora. Mirad que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.
14:42 ¡Levantaos! ¡vámonos! Mirad, el que me va a entregar está cerca.»
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22:39 Salió y, como de costumbre, fue al monte de los Olivos, y los discípulos le siguieron.
22:40 Llegado al lugar les dijo: «Pedid que no caigáis en tentación.»
22:41 Y se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba
22:42 diciendo: «Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.»
22:43 Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba.
22:44 Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.
22:45 Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos por la tristeza;
22:46 y les dijo: «¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad para que no caigáis en tentación.»
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18:1 Dicho esto, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y sus discípulos.
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| Jesús es apresado |
| 26:47 Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo.
26:48 El que le iba a entregar les había dado esta señal: «Aquel a quien yo dé un beso, ése es; prendedle.»
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14:43 Todavía estaba hablando, cuando de pronto se presenta Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes, de los escribas y de los ancianos.
14:44 El que le iba a entregar les había dado esta contraseña: «Aquel a quien yo dé un beso, ése es, prendedle y llevadle con cautela.»
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18:2 Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio, porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos.
18:3 Judas, pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas.
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| El beso de Judas |
| 26:49 Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Rabbí!», y le dio un beso.
26:50 Jesús le dijo: «Amigo, ¡a lo que estás aquí!» Entonces aquéllos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron.
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14:45 Nada más llegar, se acerca a él y le dice: «Rabbí», y le dio un beso.
14:46 Ellos le echaron mano y le prendieron.
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22:47 Todavía estaba hablando, cuando se presentó un grupo; el llamado Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para darle un beso.
22:48 Jesús le dijo: «¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!»
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| Caen los soldados por tierra |
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18:4 Jesús, que sabía todo lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?»
18:5 Le contestaron: «A Jesús el Nazareno.» Díceles: «Yo soy.» Judas, el que le entregaba, estaba también con ellos.
18:6 Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y cayeron en tierra.
18:7 Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?» Le contestaron: «A Jesús el Nazareno».
18:8 Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos.»
18:9 Así se cumpliría lo que había dicho: «De los que me has dado, no he perdido a ninguno.»
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| Pedro acomete a Malco |
| 26:51 En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada, la sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja.
26:52 Dícele entonces Jesús: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que empuñen espada, a espada perecerán.
26:53 ¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto a mi disposición más de doce legiones de ángeles?
26:54 Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?»
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14:47 Uno de los presentes, sacando la espada, hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le llevó la oreja.
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22:49 Viendo los que estaban con él lo que iba a suceder, dijeron: «Señor, ¿herimos a espada?»
22:50 y uno de ellos hirió al siervo del Sumo Sacerdote y le llevó la oreja derecha.
22:51 Pero Jesús dijo: «¡Dejad! ¡Basta ya!» Y tocando la oreja le curó.
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18:10 Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco.
18:11 Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?»
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| Prisión de Cristo |
| 26:55 En aquel momento dijo Jesús a la gente: «¿Como contra un salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los días me sentaba en el Templo para enseñar, y no me detuvisteis.
26:56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los profetas.» Entonces los discípulos le abandonaron todos y huyeron.
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14:48 Y tomando la palabra Jesús, les dijo: «¿Como contra un salteador habéis salido a prenderme con espadas y palos?
14:49 Todos los días estaba junto a vosotros enseñando en el Templo, y no me detuvisteis. Pero es para que se cumplan las Escrituras.»
14:50 Y abandonándole huyeron todos.
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22:52 Dijo Jesús a los sumos sacerdotes, jefes de la guardia del Templo y ancianos que habían venido contra él: «¿Como contra un salteador habéis salido con espadas y palos?
22:53 Estando yo todos los días en el Templo con vosotros, no me pusisteis las manos encima; pero esta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.»
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18:12 Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, le ataron
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| El joven desnudo |
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14:51 Un joven le seguía cubierto sólo de un lienzo; y le detienen.
14:52 Pero él, dejando el lienzo, se escapó desnudo.
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| Ante Anás |
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18:13 y le llevaron primero a casa de Anás, pues era suero de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año.
18:14 Caifás era el que aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo.
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| Pedro y Juan en el Atrio |
| 26:58 Pedro le iba siguiendo de lejos hasta el palacio del Sumo Sacerdote; y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver el final.
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14:54 También Pedro le siguió de lejos, hasta dentro del palacio del Sumo Sacerdote, y estaba sentado con los criados, calentándose al fuego.
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22:54 Entonces le prendieron, se lo llevaron y le hicieron entrar en la casa del Sumo Sacerdote; Pedro le iba siguiendo de lejos.
22:55 Habían encendido una hoguera en medio del patio y estaban sentados alrededor; Pedro se sentó entre ellos.
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18:15 Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote,
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| Bofetada del guardia |
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18:19 El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina.
18:20 Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas.
18:21 ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho.»
18:22 Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?»
18:23 Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?»
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| A Caifás |
| 26:57 Los que prendieron a Jesús le llevaron ante el Sumo Sacerdote Caifás, donde se habían reunido los escribas y los ancianos.
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14:53 Llevaron a Jesús ante el Sumo Sacerdote, y se reúnen todos los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas.
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18:24 Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás.
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| Ante Caifás: Falsos testigos |
| 26:59 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando un falso testimonio contra Jesús con ánimo de darle muerte,
26:60 y no lo encontraron, a pesar de que se presentaron muchos falsos testigos. Al fin se presentaron dos,
26:61 que dijeron: «Este dijo: Yo puedo destruir el Santuario de Dios, y en tres días edificarlo.»
26:62 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y le dijo: «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?»
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14:55 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando contra Jesús un testimonio para darle muerte; pero no lo encontraban.
14:56 Pues muchos daban falso testimonio contra él, pero los testimonios no coincidían.
14:57 Algunos, levantándose, dieron contra él este falso testimonio:
14:58 «Nosotros le oímos decir: Yo destruiré este Santuario hecho por hombres y en tres días edificaré otro no hecho por hombres.»
14:59 Y tampoco en este caso coincidía su testimonio.
14:60 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y poniéndose en medio, preguntó a Jesús: «¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?»
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| "Te conjuro que nos digas"... |
| 26:63 Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: «Yo te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.»
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14:61 Pero él seguía callado y no respondía nada. El Sumo Sacerdote le preguntó de nuevo: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?»
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| Confesión y condena de Cristo |
| 26:64 Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo.»
26:65 Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: «¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia.
26:66 ¿Qué os parece?» Respondieron ellos diciendo: «Es reo de muerte.»
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14:62 Y dijo Jesús: «Sí, yo soy, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo.»
14:63 El Sumo Sacerdote se rasga las túnicas y dice: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos?
14:64 Habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?» Todos juzgaron que era reo de muerte.
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| Las negaciones de Pedro |
| 26:69 Pedro, entretanto, estaba sentado fuera en el patio; y una criada se acercó a él y le dijo: «También tú estabas con Jesús el Galileo.»
26:70 Pero él lo negó delante de todos: «No sé qué dices.»
26:71 Cuando salía al portal, le vio otra criada y dijo a los que estaban allí: «Este estaba con Jesús el Nazoreo.»
26:72 Y de nuevo lo negó con juramento: «¡Yo no conozco a ese hombre!»
26:73 Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro: «¡Ciertamente, tú también eres de ellos, pues además tu misma habla te descubre!»
26:74 Entonces él se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no conozco a ese hombre!» Inmediatamente cantó un gallo.
26:75 Y Pedro se acordó de aquello que le había dicho Jesús: «Antes que el gallo cante, me habrás negado tres veces.» Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.
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14:66 Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del Sumo Sacerdote
14:67 y al ver a Pedro calentándose, le mira atentamente y le dice: «También tú estabas con Jesús de Nazaret.»
14:68 Pero él lo negó: «Ni sé ni entiendo qué dices», y salió afuera, al portal, y cantó un gallo.
14:69 Le vio la criada y otra vez se puso a decir a los que estaban allí: «Este es uno de ellos.»
14:70 Pero él lo negaba de nuevo. Poco después, los que estaban allí volvieron a decir a Pedro: «Ciertamente eres de ellos pues además eres galileo.»
14:71 Pero él, se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no conozco a ese hombre de quien habláis!»
14:72 Inmediatamente cantó un gallo por segunda vez. Y Pedro recordó lo que le había dicho Jesús: «Antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres.» Y rompió a llorar.
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22:56 Una criada, al verle sentado junto a la lumbre, se le quedó mirando y dijo: «Este también estaba con él.»
22:57 Pero él lo negó: «¡Mujer, no le conozco!»
22:58 Poco después, otro, viéndole, dijo: «Tú también eres uno de ellos.» Pedro dijo: «Hombre, no lo soy!»
22:59 Pasada como una hora, otro aseguraba: «Cierto que éste también estaba con él, pues además es galileo.»
22:60 Le dijo Pedro: «¡Hombre, no sé de qué hablas!» Y en aquel momento, estando aún hablando, cantó un gallo,
22:61 y el Señor se volvió y miró a Pedro, y recordó Pedro las palabras del Señor, cuando le dijo: «Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces.»
22:62 Y, saliendo fuera, rompió a llorar amargamente.
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18:16 mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro.
18:17 La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?» Dice él: «No lo soy.»
18:18 Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos calentándose.
18:25 Estaba allí Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus discípulos?» El lo negó diciendo: «No lo soy.»
18:26 Uno de los siervos del Sumo Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice: «¿No te vi yo en el huerto con él?»
18:27 Pedro volvió a negar, y al instante cantó un gallo.
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| Vejamen de Jesús |
| 26:67 Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros a golpearle,
26:68 diciendo: «Adivínanos, Cristo. ¿Quién es el que te ha pegado?»
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14:65 Algunos se pusieron a escupirle, le cubrían la cara y le daban bofetadas, mientras le decían: «Adivina», y los criados le recibieron a golpes.
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22:63 Los hombres que le tenían preso se burlaban de él y le golpeaban;
22:64 y cubriéndole con un velo le preguntaban: «¡Adivina! ¿Quién es el que te ha pegado?»
22:65 Y le insultaban diciéndole otras muchas cosas.
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| Viernes al amanecer: El Sanedrín ratifica la condena |
| 27:1 Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte.
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15:1 Pronto, al amanecer, prepararon una reunión los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y todo el Sanedrín y, después de haber atado a Jesús, le llevaron y le entregaron a Pilato.
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22:66 En cuanto se hizo de día, se reunió el Consejo de Ancianos del pueblo, sumos sacerdotes y escribas, le hicieron venir a su Sanedrín
22:67 y le dijeron: «Si tú eres el Cristo, dínoslo.» El respondió: «Si os lo digo, no me creeréis.
22:68 Si os pregunto, no me responderéis.
22:69 De ahora en adelante, el Hijo del hombre estará sentado a la diestra del poder de Dios.»
22:70 Dijeron todos: «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?» El les dijo: «Vosotros lo decís: Yo soy.»
22:71 Dijeron ellos: «¿Qué necesidad tenemos ya de testigos, pues nosotros mismos lo hemos oído de su propia boca?»
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| Remisión del reo a Pilato |
| 27:2 Y después de atarle, le llevaron y le entregaron al procurador Pilato.
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23:1 Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.
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18:28 De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua.
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| Fin de Judas |
| 27:3 Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos,
27:4 diciendo: «Pequé entregando sangre inocente.» Ellos dijeron: «A nosotros, ¿qué? Tú verás.»
27:5 El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se ahorcó.
27:6 Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio de sangre.»
27:7 Y después de deliberar, compraron con ellas el Campo del Alfarero como lugar de sepultura para los forasteros.
27:8 Por esta razón ese campo se llamó «Campo de Sangre», hasta hoy.
27:9 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Y tomaron las treinta monedas de plata, cantidad en que fue apreciado aquel a quien pusieron precio algunos hijos de Israel,
27:10 y las dieron por el Campo del Alfarero, según lo que me ordenó el Señor.»
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| Ante Pilatos |
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23:2 Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.»
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18:29 Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué acusación traéis contra este hombre?»
18:30 Ellos le respondieron: «Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado.»
18:31 Pilato replicó: «Tomadle vosotros y juzgadle según vuestra Ley.» Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar muerte a nadie.»
18:32 Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué muerte iba a morir.
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| Primera indagatoria de Pilatos |
| 27:11 Jesús compareció ante el procurador, y el procurador le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «Sí, tú lo dices.»
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15:2 Pilato le preguntaba: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»
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23:3 Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices.»
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18:33 Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?»
18:34 Respondió Jesús: «¿Dices eso por tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?»
18:35 Pilato respondió: «¿Es que yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?»
18:36 Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos: pero mi Reino no es de aquí.»
18:37 Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?» Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para est he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.»
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| Perplejidad de Pilatos |
| 27:12 Y, mientras los sumos sacerdotes y los ancianos le acusaban, no respondió nada.
27:13 Entonces le dice Pilato: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?»
27:14 Pero él a nada respondió, de suerte que el procurador estaba muy sorprendido.
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15:3 Los sumos sacerdotes le acusaban de muchas cosas.
15:4 Pilato volvió a preguntarle: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan.»
15:5 Pero Jesús no respondió ya nada, de suerte que Pilato estaba sorprendido.
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23:4 Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre.»
23:5 Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.»
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18:38 Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?» Y, dicho esto, volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en él.
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| Jesús ante Herodes Antipas |
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23:6 Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.
23:7 Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén.
23:8 Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera.
23:9 Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.
23:10 Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia.
23:11 Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato.
23:12 Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.
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| El juicio de Pilatos |
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23:13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo
23:14 y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis.
23:15 Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte.
23:16 Así que le castigaré y le soltaré.»
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| Aviso de la mujer de Pilatos |
| 27:19 Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.»
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| Opción entre Jesús y Barrabás |
| 27:15 Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un preso, el que quisieran.
27:16 Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás.
27:17 Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?»,
27:18 pues sabía que le habían entregado por envidia.
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15:6 Cada Fiesta les concedía la libertad de un preso, el que pidieran.
15:7 Había uno, llamado Barrabás, que estaba encarcelado con aquellos sediciosos que en el motín habían cometido un asesinato.
15:8 Subió la gente y se puso a pedir lo que les solía conceder.
15:9 Pilato les contestó: «¿Queréis que os suelte al Rey de los judíos?»
15:10 (Pues se daba cuenta de que los sumos sacerdotes le habían entregado por envidia.)
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23:17 Y tenía obligación de soltarles un preso en cada fiesta.
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18:39 Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?»
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| Liberación de Barrabás |
| 27:20 Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la gente que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.
27:21 Y cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!»
27:22 Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?» Y todos a una: «¡Sea crucificado!» -
27:23 «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando con más fuerza: «¡Sea crucificado!»
27:24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo: «Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.»
27:25 Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos!»
27:26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo entregó para que fuera crucificado.
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15:11 Pero los sumos sacerdotes incitaron a la gente a que dijeran que les soltase más bien a Barrabás.
15:12 Pero Pilato les decía otra vez: «Y ¿qué voy a hacer con el que llamáis el Rey de los judíos?»
15:13 La gente volvió a gritar: «¡Crucifícale!»
15:14 Pilato les decía: «Pero ¿qué mal ha hecho?» Pero ellos gritaron con más fuerza: «Crucifícale!»
15:15 Pilato, entonces, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás y entregó a Jesús, después de azotarle, para que fuera crucificado.
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23:18 Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»
23:19 Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.
23:20 Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,
23:21 pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»
23:22 Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.»
23:23 Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes.
23:24 Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.
23:25 Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad.
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18:40 Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!» Barrabás era un salteador.
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| Azotes a la columna |
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19:1 Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle.
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| Coronación de espinas |
| 27:27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.
27:28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;
27:29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»;
27:30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza.
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15:16 Los soldados le llevaron dentro del palacio, es decir, al pretorio y llaman a toda la cohorte.
15:17 Le visten de púrpura y, trenzando una corona de espinas, se la ciñen.
15:18 Y se pusieron a saludarle: «¡Salve, Rey de los judíos!»
15:19 Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y, doblando las rodillas, se postraban ante él.
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19:2 Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura;
19:3 y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos.» Y le daban bofetadas.
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| "Ecce homo" |
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19:4 Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él.»
19:5 Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre.»
19:6 Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!» Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en él.»
19:7 Los judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir, porque se tiene por Hijo de Dios.»
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| Segunda indagatoria de Pilatos |
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19:8 Cuando oyó Pilato estas palabras, se atemorizó aún más.
19:9 Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde eres tú?» Pero Jesús no le dio respuesta.
19:10 Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?»
19:11 Respondió Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba; por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado.»
19:12 Desde entonces Pilato trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César.»
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| El Rey rechazado por el pueblo |
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19:13 Al oír Pilato estas palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado Enlosado, en hebreo Gabbatá.
19:14 Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.»
19:15 Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!» Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?» Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César.»
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| Condena. Camino del Calvario. Ayuda de Simón de Cirene |
| 27:31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron sus ropas y le llevaron a crucificarle.
27:32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le obligaron a llevar su cruz.
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15:20 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus ropas y le sacan fuera para crucificarle.
15:21 Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene, que volvía del campo, el padre de Alejandro y de Rufo, a que llevara su cruz.
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23:26 Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de Jesús.
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19:16 Entonces se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús,
19:17 y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota,
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| El llanto de las mujeres |
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23:27 Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él.
23:28 Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos.
23:29 Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron!
23:30 Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos!
23:31 Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?»
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| Crucifixión de Cristo |
| 27:33 Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario»,
27:34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo.
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15:22 Le conducen al lugar del Gólgota, que quiere decir: Calvario.
15:23 Le daban vino con mirra, pero él no lo tomó.
15:25 Era la hora tercia cuando le crucificaron.
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23:33 Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
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19:18 y allí le crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio.
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| Crucifixión de los dos ladrones |
| 27:38 Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
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15:27 Con él crucificaron a dos salteadores, uno a su derecha y otro a su izquierda.
15:28 Y se cumplió la Escritura que dice: Y con los malhechores fue contado.
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23:32 Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él.
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| Título de la Cruz |
| 27:37 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este es Jesús, el Rey de los judíos.»
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15:26 Y estaba puesta la inscripción de la causa de su condena: «El Rey de los judíos.»
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23:38 Había encima de él una inscripción: «Este es el Rey de los judíos.»
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19:19 Pilato redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús el Nazareno, el Rey de los judíos.»
19:20 Esta inscripción la leyeron muchos judíos, porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, latín y griego.
19:21 Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: "El Rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos".»
19:22 Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito.»
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| Primera palabra: "Padre, perdónalos..." |
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23:34 Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.» Se repartieron sus vestidos, echando a suertes.
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| Reparto de las vestiduras |
| 27:35 Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a suertes.
27:36 Y se quedaron sentados allí para custodiarle.
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15:24 Le crucifican y se reparten sus vestidos, echando a suertes a ver qué se llevaba cada uno.
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19:23 Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos, con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo.
19:24 Por eso se dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca.» Para que se cumpliera la Escritura: Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes mi túnica. Y esto es lo que hicieron los soldados.
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| Burlas |
| 27:39 Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo:
27:40 «Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»
27:41 Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de él diciendo:
27:42 «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que baje ahora de la cruz, y creeremos en él.
27:43 Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de verdad le quiere; ya que dijo: "Soy Hijo de Dios."»
27:44 De la misma manera le injuriaban también los salteadores crucificados con él.
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15:29 Y los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo: «¡Eh, tú!, que destruyes el Santuario y lo levantas en tres días,
15:30 ¡sálvate a ti mismo bajando de la cruz!»
15:31 Igualmente los sumos sacerdotes se burlaban entre ellos junto con los escribas diciendo: «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse.
15:32 ¡El Cristo, el Rey de Israel!, que baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos.» También le injuriaban los que con él estaban crucificados.
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23:35 Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: «A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido.»
23:36 También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre
23:37 y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!»
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| Segunda palabra: "Hoy estarás conmigo en el paraíso..." |
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23:39 Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!»
23:40 Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena?
23:41 Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.»
23:42 Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.»
23:43 Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.»
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| Tercera palabra: "Mujer, ese es tu hijo..." |
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19:25 Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.
19:26 Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
19:27 Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
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| Tinieblas |
| 27:45 Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
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15:33 Llegada la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
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23:44 Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona.
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| Cuarta palabra: "¿Por qúe me has abandonado...? " |
| 27:46 Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?», esto es: «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»
27:47 Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: «A Elías llama éste.»
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15:34 A la hora nona gritó Jesús con fuerte voz: «Eloí, Eloí, ¿lema sabactaní?», - que quiere decir - «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»
15:35 Al oír esto algunos de los presentes decían: «Mira, llama a Elías.»
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| Quinta palabra: "Tengo sed..." |
| 27:48 Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber.
27:49 Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle.»
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15:36 Entonces uno fue corriendo a empapar una esponja en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber, diciendo: «Dejad, vamos a ver si viene Elías a descolgarle.»
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19:28 Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed.»
19:29 Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca.
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| Sexta palabra: "Consumado" |
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19:30 Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo está cumplido.» E inclinando la cabeza entregó el espíritu.
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| Séptima palabra: "Padre, en tus manos..." |
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23:46 y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» y, dicho esto, expiró.
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| Muerte de Cristo |
| 27:50 Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.
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15:37 Pero Jesús lanzando un fuerte grito, expiró.
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| Fenómenos después de la muerte |
| 27:51 En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hendieron.
27:52 Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron.
27:53 Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.
27:54 Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús, al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron: «Verdaderamente éste era Hijo de Dios.»
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15:38 Y el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo.
15:39 Al ver el centurión, que estaba frente a él, que había expirado de esa manera, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.»
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23:45 El velo del Santuario se rasgó por medio
23:47 Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: «Ciertamente este hombre era justo.»
23:48 Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho.
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| Las mujeres y parientes |
| 27:55 Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.
27:56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
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15:40 Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de Joset, y Salomé,
15:41 que le seguían y le servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con él a Jerusalén.
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23:49 Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea.
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| Traspaso del corazón de Cristo |
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19:31 Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado - porque aquel sábado era muy solemne - rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran.
19:32 Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él.
19:33 Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas,
19:34 sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante salió sangre y agua.
19:35 El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis.
19:36 Y todo esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: No se le quebrará hueso alguno.
19:37 Y también otra Escritura dice: Mirarán al que traspasaron.
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| Descendimiento y sepultura |
| 27:57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se había hecho también discípulo de Jesús.
27:58 Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio orden de que se le entregase.
27:59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia
27:60 y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca; luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.
27:61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro.
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15:42 Y ya al atardecer, como era la Preparación, es decir, la víspera del sábado,
15:43 vino José de Arimatea, miembro respetable del Consejo, que esperaba también el Reino de Dios, y tuvo la valentía de entrar donde Pilato y pedirle el cuerpo de Jesús.
15:44 Se extraño Pilato de que ya estuviese muerto y, llamando al centurión, le preguntó si había muerto hacía tiempo.
15:45 Informado por el centurión, concedió el cuerpo a José,
15:46 quien, comprando una sábana, lo descolgó de la cruz, lo envolvió en la sábana y lo puso en un sepulcro que estaba excavado en roca; luego, hizo rodar una piedra sobre la entrada del sepulcro.
15:47 María Magdalena y María la de Joset se fijaban dónde era puesto.
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23:50 Había un hombre llamado José, miembro del Consejo, hombre bueno y justo,
23:51 que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de Arimatea, ciudad de Judea, y esperaba el Reino de Dios.
23:52 Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús
23:53 y, después de descolgarle, le envolvió en una sábana y le puso en un sepulcro excavado en la roca en el que nadie había sido puesto todavía.
23:54 Era el día de la Preparación, y apuntaba el sábado.
23:55 Las mujeres que habían venido con él desde Galilea, fueron detrás y vieron el sepulcro y cómo era colocado su cuerpo,
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19:38 Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y retiraron su cuerpo.
19:39 Fue también Nicodemo - aquel que anteriormente había ido a verle de noche - con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras.
19:40 Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la costumbre judía de sepultar.
19:41 En el lugar donde había sido crucificado había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido depositado.
19:42 Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
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| Sábado: Preparación de las unciones |
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23:56 Y regresando, prepararon aromas y mirra. Y el sábado descansaron según el precepto.
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| La guardia en el sepulcro |
| 27:62 Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron ante Pilato
27:63 y le dijeron: «Señor, recordamos que ese impostor dijo cuando aún vivía: "A los tres días resucitaré."
27:64 Manda, pues, que quede asegurado el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: "Resucitó de entre los muertos", y la última impostura sea peor que la primera.»
27:65 Pilato les dijo: «Tenéis una guardia. Id, aseguradlo como sabéis.»
27:66 Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.
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