“Las parábolas de
Jesús reflejan el fondo campesino y cotidiano
de la Palestina del
s. I.
Veamos:
-
La parábola no tiene origen fantástico, es decir, no son
una loca invención de Jesús, sin fundamento en la vida
real.
- Jesús toma sus parábolas del
mundo real que lo rodea.
Muchas de sus figuras son del campo, lo cual nos indica
que fue criado en este ambiente. Habla del sembrador,
del trigo, de la cizańa, de la mostaza, de la oveja
perdida, de los nidos, de las madrigueras, de los peces
grandes y de los pequeńos, del labrador y su arado, del
labrador paciente, de la lluvia, del sol, de las flores
y de los pájaros...
- También nos habla de los signos del tiempo: de la
nube en el occidente que anuncia lluvia, del viento del
sur que trae calor, de la higuera con brotes que
preanuncia el verano, de los campos blancos por el trigo
que piden la cosecha y de los labradores dispuestos a
recoger los frutos.
- Las parábolas nos hablan también de la vida familiar:
de la mujer que amasa una gran cantidad de pan, de la
levadura que ella le echa a la masa, del hijo calavera,
de la mujer que barre etc.
- También nos habla de la vida del pueblo: de los
juegos en la plaza del caserío, del juego de las bodas y
de los funerales...
- Los actores de las parábolas son
gente real: dos
clases de constructores; dos bandos en pelea; el
finquero rico y sus grandes graneros; el siervo
incansable; los desocupados que esperan en la plaza; el
labriego que descubre un tesoro en el campo; el
comprador o negociador de piedras finas...
- Finalmente, nos
hablan de sucesos reales, así algunos de ellos no sean
tan comunes como los otros: el ladrón nocturno; las
bodas y las doncellas no invitadas; el juez corrompido y
la viuda; el administrador sagaz; los ladrones en el
camino de Jericó... “ (En "Las parábolas que narró
Jesús")
Gonzalo M de la Torre Guerrero
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