EL PUNTO DE VISTA DE ALGUNAS COMUNIDADES CRISTIANAS ACTUALES

¡HOLA! ¡BIENVENID@S!
NÚCLEO: INTRODUCCIÓN
PRIMERAS COMUNIDADES
TESTIMONIO DE TEÓLOG@S
COMUNIDADES ACTUALES
TESTIMONIOS PERSONALES
A MODO DE CONCLUSIONES
RECURSOS PARA EL CAMINO

Tras las líneas fundamentales del proyecto de Jesús

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TESTIMONIO DE ALGUNAS COMUNIDADES

Una comunidad de la Parroquia Jesús Obrero (SEVILLA)  (Un grupo de Mujeres de la Parroquia)

CUÁL ES EL NÚCLEO DEL MENSAJE DE JESÚS? ¿CUÁL ES A TU ENTENDER LO ESENCIAL?

DIOS: en Jesús se cumplen todas las promesas hechas por Dios a través de la historia y nos muestra el verdadero rostro de Dios.

El Todopoderoso, el innombrable, el que no se podía mirar y seguir viviendo, nos lo presenta como vida, gratuidad, comprensión, misericordia,  cercanía y Padre no sólo del pueblo de Israel sino de toda la humanidad.

Un Dios que toma nuestra humanidad para salvar al hombre desde el hombre.

REINO: a lo que nos llama el Reino es a ser hombres nuevos, hijos del Padre Dios, a vivir lo esencial de él, que es el amor. Es ser nuestra bandera la justicia, comprensión, entrega, misericordia, paciencia, perdón;  a ser personas que ven a las otras personas como hermanos, que se alegran con las alegrías y sufren con los dolores del otro. Esto nos lleva a la cercanía con los pobres y necesitados, a ser humanos que se solidarizan y hacen humanidad (creadores con Él)

ESPERANZA:

-       saber esperar la transformación de Dios

-       creer que hay luz, ante tanta oscuridad

-       vivir y transmitir esperanza

-       sentir que la vida es más de lo que vemos y esto nos lleva a la certeza de la Resurrección

AYUDAS:

-        Confiar en Dios y sentir su cariño

-       Oración como camino de cercanía y unión con el Padre Dios

-       Comunidad para palpar la ternura y el calor de Dios y del hermano

 

COMUNIDAD SAN JOSÉ (CÁDIZ)

CUÁL ES EL NÚCLEO DEL MENSAJE DE JESÚS? ¿CUÁL ES A TU ENTENDER LO ESENCIAL?

Para mí, el anuncio de que el Reino de Dios ya está aquí. Jesús viene a traer ese mensaje de liberación y de felicidad para el hombre, sobre todo para los que más sufren, los más necesitados. Por eso dirá: "Id y decid a Juan lo que habéis visto: Los ciegos, ven, los cojos andan etc...".

Por eso dice que lo importante es ayudar al hermano que lo necesita ( parábola del buen samaritano). Y "tuve hambre y me disteis de comer, tuve enfermo y vinisteis a verme etc...". Es fundamental el mensaje de las bienaventuranzas: "Felices los pobres, los que tienen hambre, los que lloran..."

Jesús provoca una verdadera revolución en las formas de aquella sociedad : el hombre es para el sábado y no el sábado para el hombre, su actitud ante las mujeres, con las autoridades, con el poder religioso...Es alguien subversivo, que debe ser eliminado. por eso lo matan, pero triunfa sobre la muerte. Resucita.

Nos deja un mensaje fundamental: que nos amemos unos a otros. Que seamos hermanos. Y nos invita a celebrar la cena del Señor porque "donde hay dos o más reunidos en mi nombre allí estoy yo en medio de ellos".

Jesús no es sacerdote, es laico. No funda ninguna iglesia. Promueve un movimiento de los que quieran ser sus seguidores con un estilo de vida libre, austero y que camine con el estilo que Él tuvo. Eso es lo que salvará al Mundo.

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La salvación del hombre, la paz, ayudar a los necesitados. Fundamental es el mensaje de las Bienaventuranzas y el del Juicio Final

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La Resurrección da sentido a toda la vida y hechos de Jesús.

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Jesús es un adelantado de su tiempo. Fue un ejemplo para todos. No teórico.

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La entrega a los más débiles: prostitutas, indiferentes....

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El amor de unos a otros, ser solidarios. Fue libre.
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Nos liberó a todos. Todos tenían el mismo valor, sin diferencias. Todos debían ser libres y liberar a otros.
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La imagen de Dios como amor. No es el castigador, ni el que quiere que nadie sufra.
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Lo que es Dios nos lo muestra Jesús: "El que me ve a mí, ve al Padre"
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"Tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre"
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Jesús da a todo hombre su categoría. "Lo que no quieras para tí, no lo quieras para otro". Todas las personas tienen la misma dignidad"

 

COMUNIDAD ANTIOQUÍA (SEVILLA)

 

CUÁL ES EL NÚCLEO DEL MENSAJE DE JESÚS? ¿CUÁL ES A VUESTRO ENTENDER LO ESENCIAL?

NUESTRO PUNTO DE VISTA sobre EL NÚCLEO DEL MENSAJE EVANGÉLICO

Como comunidad nos preguntamos cuál es el núcleo del mensaje de Jesús, cuál es la Buena Noticia que nos trae y nos invita a compartir. Tras una reflexión personal compartida en comunidad creemos que podemos responder a esta cuestión así:

 Como seguidores de Jesús nos fiamos de Él, lo reconocemos como hijo de Dios presente entre nosotros y aceptamos la buena noticia que nos trae: “Dios es nuestro Padre-Madre, nos quiere, nos invita a ser felices, a vivir como hermanos y, porque nos quiere, nos garantiza que este proyecto de felicidad y hermandad  es posible”

Una respuesta positiva ante esta noticia-invitación hace que nos sintamos capaces de aceptar el misterio en nuestra vida, de aceptar que el amor de Dios hacia nosotros se hace presente, de modo particular, en la muerte y resurrección de Jesús. También nos hace capaces de comprometernos con el proyecto y con el seguimiento de Jesús. Esta respuesta implica un cambio (una conversión) hacia un estilo de vida donde esté presente fundamentalmente el amor.

Este estilo de vida, centrado en el amor,  implica, entre otras cosas, especialmente:

  • Respeto, cercanía y acogida 

  •  Romper la indiferencia ante la personas que sufren, atendiendo a los problemas de los que nos rodean, en particular a los excluidos; lógicamente, también implica no contribuir con nuestras actitudes a favorecer la exclusión

  • Compartir los bienes, ya que son de todas las personas

  • Compromiso por la justicia y la igualdad entre todas las personas, aportando todo lo que podamos a la transformación de una sociedad injusta

  • Los empobrecidos y la celebración de la cena del Señor como sacramentos privilegiados de la presencia de Jesús

  • Libertad, dando a las normas su justo valor pero valorando en primer lugar a las personas

  • Esperanza. Compromiso con mantener y compartir la esperanza aún en los tiempos difíciles, en especial con los que más sufren su pérdida

  • Comprometernos con el contexto vital y personal en el que nos toque vivir, con alegría y esperanza y desde el carisma propio que se nos ha dado.

  • Confianza en Dios y en las personas

  • Reconocer vitalmente que Dios está presente en nuestra vida  y que esta no se reduce a la vida del más acá de la muerte

  • Afirmación permanente de la vida entendiéndola como camino hacia la felicidad individual y colectiva.

  • Reconocimiento de nuestras limitaciones como individuos y como seres humanos, pero procurando el persistente sí a la vida, a la felicidad, especialmente en los momentos amargos personales o colectivos, como un acto de fe más que de razón.

  • Atención a los signos de los tiempos

  • Aceptación de las dificultades y la persecución derivadas de ser coherentes con este estilo de vida

  • Vivir este estilo de vida en comunidad

 

CCP VALENCIA

EL PROYECTO DE JESÚS

Deme Orte

CCP Valencia

Dicho así puede parecer que Jesús tenía un proyecto bien definido y que proponía como programa. Si acaso él mismo lo fue buscando y perfilando a lo largo de su vida en base a lo que veía y vivía. La inconformidad con la realidad que veía le hacía creer que las cosas no podían ser así y le hacía creer, desde su fe religiosa, que podían  y debían ser de otro modo.

 De la constatación a la indignación. De la crítica a la propuesta

 El contexto social de gran desigualdad  y mucha pobreza y exclusión le interpelaba y le conmovía: “al ver Jesús a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas “como ovejas que no tienen pastor” (Mt 9,36).

Al constatar que el poder político, romano y judío, oprimía al pueblo, veía que aquello no podía ser. Todo poder tiende a ser opresor, y eso no ha de ser ni en la comunidad de creyentes ni en la nueva sociedad.(Mt 20,26)

Al comprobar que la religión se había convertido en una carga enorme, que los sacerdotes, letrados y fariseos cargaban sobre los pobres y ni con un dedo les ayudaban a soportar, afirmaba rotundamente que aquello no podía agradar a Dios :“Misericordia quiero, y no sacrificios2(Mt9,13)

Al ver directamente cómo a su amigo Juan, el profeta, lo encarcelaban y mataban, empezó a asumir la llamada profética como propia: “El Espíritu del Señor sobre mí,…para que dé la buena noticia a los pobres”(Lc 4,18).

 La propuesta utópica del Reinado de Dios. Una sociedad alternativa

 Mediante un lenguaje simbólico y asequible a la gente sencilla con quien vivía, Jesús va perfilando rasgos del “Reinado de Dios” que propone como utopía a ir viviendo y construyendo:

            -con parábolas como la del Padre misericordioso (o el hijo pródigo) (Lc15, 11-32), presenta una imagen de Dios como Padre misericordioso, frente a una religión de la exigencia legalista, de la culpabilidad, del sacrificio expiatorio…

            -en una sociedad cargada de prejuicios religiosos y xenófobos, propone el amor servicial y la solidaridad como única respuesta a la necesidad del prójimo: parábola del buen samaritano (Lc 10,25-37). A la frialdad de la ley pone el calor de la misericordia, denunciando la hipocresía de los poderes religiosos ( escena de la mujer adúltera, del ciego o los leprosos).

            -frente al exclusivismo judío del pueblo elegido, ofrece el universalismo que rompe fronteras y exclusiones. Es más, los últimos y los excluidos de este mundo injusto son los primeros invitados a ese Reinado de Dios que presenta como un banquete festivo(Lc 14,15). 

Propuesta de felicidad: Las Bienaventuranzas       

El sentido de la vida humana está básicamente orientado a la felicidad: todos y todas buscamos ser felices. El problema es cómo. Entonces como ahora se ofrecen fórmulas de felicidad o claves para encontrarla que no siempre resultan satisfactorias.

            Frente a la felicidad basada en el tener, en el poder, en el sobresalir, en el disfrutar de las cosas (dinero, sexo, fama…), Jesús, paradójicamente, ofrece un mundo al revés, y sin términos medios. “No podéis servir a Dios y al dinero” (Mt 6,24). Nuestra sociedad injusta basa la felicidad en el egoísmo y el triunfo personal, que acaba siendo sólo de unos pocos a costa de muchos. Jesús propone una felicidad que no es completa si no lo es de todos y todas, una felicidad basada en el amor y en la entrega, en la experiencia de una nueva sociedad donde los pobres son felices porque son liberados de su pobreza porque hay quienes se hacen pobres para que no haya pobres. Unos y otros experimentan la fraternidad del Reino: felices los pobres porque vuestro es el Reino de Dios (Mt 5,3).

            Desde esa opción fundamental por los pobres, las personas creyentes en Jesús son felices en la fidelidad a esa opción, aunque les acarree persecución. El movimiento liberador de eliminar toda opresión, marginación, exclusión e injusticia es ya experimentar una nueva sociedad de justicia, de fraternidad, de solidaridad, de libertad y felicidad para todos y todas.

            Las personas que trabajan por la paz, con corazón limpio, con entrañas de misericordia, con hambre y sed de justicia… son felices porque experimentan que en ello se sienten hijos e hijas de Dios, hermanos y hermanas en solidaridad con hermanos y hermanas que sufren y trabajan por la paz y la plena liberación. Les anima el mismo espíritu que les hace sentirse libres, valientes, alegres, personas con dignidad y miembros de la gran familia humana que aspira a ser feliz en comunión.

La propuesta comunitaria de Jesús: vivir ya el Reino

           La fe en Dios le lleva a Jesús a vivir de un modo confiado en la sencillez, la austeridad y la comunión con la naturaleza: “mirad los lirios del campo…No andéis agobiados por la vida” (Mt 6,25) “Sólo una cosa es necesaria”: hay que cuestionar muchas falsas necesidades con las que nos complicamos la vida. La persona creyente en Jesús, como él mismo, vive la vida con sencillez, con austeridad, con libertad, con confianza, con alegría..

            La persona no se encuentra a sí misma en el egoísmo y el individualismo, sino en los demás, en el darse, incluso en morir. “Si el grano de trigo no muere”…,”Quien se guarda su vida, la pierde; quien la da, la salva”.(Mt 10,39)..El egoísmo puede ser muy sutil y disfrazarse con eufemismos de autoestima, crecimiento interior, encontrarse a sí mismo, realizarse…o que “la caridad bien entendida empieza por uno mismo”. Si una persona no está dispuesta a negarse a sí misma no puede seguir a Jesús.

 Una comunidad de iguales

           La comunidad de Jesús se basa en unas relaciones de igualdad radical: nadie es más que nadie. No llaméis padre, ni maestro, ni señor… Ya no os llamo siervos, sino amigos…Y unas relaciones no de dominio, supremacía u opresión, sino de servicio: Veis que los poderosos de este mundo oprimen…; entre vosotros no sea así. Quien quiera ser primero, hágase servidor…Significada sobre todo en el gesto del lavatorio de los pies a sus discípulos, la vida de Jesús fue esa entrega servicial, que ha de ser programática para quienes quieren seguirle.

            Unas relaciones no sólo de respeto y tolerancia, sino de perdón e incluso de amor a los enemigos. “Si amas sólo a quienes te aman, ¿qué mérito tienes?”…Devolver bien por mal, poner la otra mejilla, dar más de lo que te piden, tratar a los demás como quieres que te traten a ti…Y unas relaciones de solidaridad, que hacen posible el milagro del compartir: a la multitud hambrienta, “dadles vosotros de comer”(Mt14,16). Aquel gesto, eucarístico por demás, define el compromiso de quien celebra la fracción del pan: el pan de vida compartido. Celebrar la eucaristía ha de ser celebrar la vida y la entrega de Jesús, y vivirla. La liturgia no puede ser ajena a la vida. El culto que agrada a Dios es el amor al prójimo, la misericordia y la vida en plenitud: que las personas puedan vivir con plena dignidad: esa es la gloria de Dios.

 Una comunidad profética,  libre y servidora

La comunidad de creyentes en el mensaje de Jesús no es un grupo de privilegiados que se salvan frente a la multitud que se pierde. La comunidad cristiana es el germen de una nueva humanidad, que intenta vivir ya lo que quiere para toda la humanidad: ser la gran familia humana. La fraternidad es signo de esa nueva humanidad. Y la solidaridad. La comunidad no está para servirse a sí misma sino para servir a la causa del Reino: a los pobres. “Una iglesia que no sirve no sirve para nada” (J. Gaillot).

            La comunidad cristiana ejerce una función profética de denuncia y anuncio: cuestionamiento y desenmascaramiento de este sistema injusto, poniendo nombre a las injusticias;  y propuesta de una alternativa liberadora, concretándola en acciones de construcción de ese “otro mundo posible”. También en la Iglesia: la que debería ser transmisora del Evangelio se convierte en obstáculo y tropiezo.”Otra iglesia es posible”.  

            La estructura misma de la comunidad cristiana ha de reflejar la  igualdad radical, donde nadie es más que nadie, y la diversidad de carismas y funciones para el servicio mutuo y el servicio a los demás. La diversidad es funcional, no otorga ninguna superioridad. Las funciones son servicios, no cargos de poder.

            La comunidad cristiana, en su precariedad, hace concreta la utopía del Reino. “Nadie llamaba suyos a sus bienes; lo tenían todo en común;…se distribuía según lo que necesitaba cada uno…”(Hech 4,35)…Cada creyente, personalmente, y cada comunidad hace su aportación a la construcción de una sociedad alternativa donde no haya pobres porque todos comparten lo que tienen. Si se concretara y generalizara esa alternativa, se acabaría con el hambre en el mundo y con la miseria que deshumaniza a gran parte de la humanidad: una parte porque la sufre y otra parte porque la produce. Humanizar la humanidad es hacer posible que todas las personas puedan vivir con la dignidad de personas. Y eso es también evangelizar.

 Propuesta “escatológica” de Jesús: mirando al futuro

          Optimismo histórico: frente a los profetas de calamidades que nos presentan el “fin del mundo” como una catástrofe terrible, o el “fin de la historia” como la aceptación de la realidad presente sin alternativa posible, Jesús nos propone el optimismo histórico de considerar que el mundo camina hacia su plenitud, hacia su realización plena, hacia la plena comunión con el proyecto de Dios.

            “Utopía de otro mundo posible, como horizonte hacia el que caminar, que aunque nunca lo alcancemos del todo, nos sirve para eso: para caminar (Galeano). Pero si no somos capaces de soñar lo imposible, tampoco tendremos el ánimo de intentar lo posible y de hacerlo realidad. Personas utópicas no son sólo soñadoras, sino inconformistas con esta realidad y luchadoras por otra con terca esperanza. 

            “Paciencia histórica”: las parábolas del Reino dejan entrever que el Reino se construye poco a poco, que la “eficacia” de Dios no es la nuestra, que, a trancas y barrancas, o a trompicones, el mundo avanza poco a poco, de día y de noche ..El Reino está sembrado ya, está vivo y activo, crece, inspira, anima, fermenta…(parábolas del Reino: la semilla, la levadura, el tesoro escondido, la moneda perdida…). Nuestro compromiso no es de un mesianismo salvador, de resolver todos los problemas, sino de aportar nuestro grano de arena a esa historia de liberación.

            Compromiso histórico. El Reino no es para el más allá, ni para otra vida, ni para el final-final. La historia se hace empujándola. Unos la empujan en una dirección; otros, en otra. Habrá que “empujar la historia hacia la libertad” (Labordeta). Con la vista en el horizonte, pero los pies en la tierra y las manos en la masa.

 

Comunidades Cristianas Populares: Lo que somos y lo que queremos ser

 (Pagina web - http://www.ccp.org.es/ident/bases)

1.- Las C.C.P.

Las Comunidades Cristianas Populares estamos integradas por creyentes en Jesús de Nazaret que asumimos su causa -el Reino del Padre- tratando de convivir, compartir fraternalmente, comprometernos socialmente y celebrar nuestra fe en comunidad, como parte del pueblo y con una decidida opción por los pobres.

Nuestra vida cristiana se fundamenta en Jesús de Nazaret, Hijo de Dios, muerto y resucitado, y en la iglesia, comunidad de creyentes, que transmitió y transmite la Buena Noticia de salvación liberadora, con la ayuda del Espíritu.

Consideramos fundamental la opción por los pobres, denunciando el sistema capitalista como causa estructural generadora de pobreza y asumiendo solidariamente la causa de los sectores marginados de la sociedad.

Entendemos por pobres y marginados: todos los pueblos y personas que sufren discriminación, exclusión u opresión por motivos económicos, ideológicos y sociales, o por sexo, raza cultura e indefensión personal.

Somos comunidades eclesiales que pretendemos ofrecer una alternativa dentro de la iglesia, en comunión crítico-dialéctica positiva con toda ella, reivindicando el lugar que nos corresponde, en la línea desarrollada por el Concilio Vaticano II.

Queremos y buscamos para todos y todas una iglesia al servicio del proyecto de Jesús:

  • A la que se pertenezca libremente, superando la incorporación por simple tradición socio-cultural;
  • Entendida como Comunidad de comunidades, de rostro humano, en la que tanto los carismas como los ministerios sean ejercidos sin diferencias, por mujeres y varones, en una auténtica comunidad de iguales, en la que se comparten responsabilidades y compromisos;
  • Libre de todo poder que impida anunciar la Buena Nueva y denunciar evangélicamente -sin miedo ni falsa prudencia- lo que se opone a los derechos del ser humano;
  • Pobre y de los pobres, cuyo protagonista sea el pueblo creyente, con capacidad para decir su palabra y para ejercer la corresponsabilidad a todos los niveles;
  • Peregrina, fermento profético en la sociedad, sembradora de esperanza, capaz de realizar una función sociopolítica crítica y liberadora;
  • Insertada en la sociedad donde se vive, inculturada en el pueblo al que sirve, y con su misma lengua y expresión popular.

 

2.- Objetivos

En consecuencia buscamos los objetivos siguientes:

a) Profundización de la fe:

Llevarla a cabo en la comunidad, reformulándola críticamente. Elaborar nuestra reflexión en la línea de la Teología de la Liberación, trabajándola desde nuestra realidad, a partir de la escucha atenta de la palabra de Dios y de acuerdo con los signos de los tiempos. Valorando la fe y la religiosidad del pueblo y abriéndonos al pluralismo de otras culturas y religiones.
 

b) Oración y acción:

Cultivar un estilo propio de las Comunidades Cristianas Populares de Base, recuperando el sentido auténtico de la oración, la reflexión y el silencio, con un valor en la vida del creyente y desde una espiritualidad integradora.
 

c) Celebración:

Celebrar festiva y comunitariamente nuestra fe, en conexión con la vida y la lucha por la liberación, con signos actuales y nuevos. Revitalizar las celebraciones sacramentales y vivir la Eucaristía como núcleo central de nuestra experiencia de fe.
 

d) Compartir:

Vivir un nivel de fraternidad y de amistad que nos lleva a la comunión de bienes y a una solidaridad comprometida, ofreciendo un estilo alternativo de vida, basado en la austeridad compartida y la cultura solidaria.
 

e) Igualdad:

Llegar a una igualdad plena de derechos y deberes en nuestras Comunidades y esforzarnos para que esto se consiga también en la iglesia y en la sociedad, haciendo especial hincapié en la igualdad entre laicos y sacerdotes, varones y mujeres.
 

f) Solidaridad:

Ser solidarios con todos los que trabajan por la liberación del ser humano, en estrecha cercanía con las comunidades, grupos y personas del Tercer Mundo que participan del mismo Proyecto, que han dado y dan con su vida testimonio ejemplar de fidelidad a Jesús y al pueblo. 
 
Asumimos el reto de encontrar soluciones a nuestro alcance para los problemas del Cuarto Mundo.
 

g) Educación:

Dar a conocer el estilo de vida que pretendemos, por considerarlo una alternativa solidaria y liberadora, acorde con la Buena Noticia de Jesús.
 

h) Naturaleza:

Vivir y profundizar en la fraternidad con toda la creación -regalo de Dios- respetando la naturaleza, conviviendo en armonía con ella y rechazando, en nuestra vida de cada día, todo consumo irresponsable, derroche, abuso y destrucción.

 

3.- Compromisos

 

3.1.- Concebimos la conversión y la liberación como algo personal y estructural al mismo tiempo. Creemos que no basta lo personal si no se llega al cambio de las estructuras de injusticia. Por eso, queremos estar presentes en las organizaciones populares alternativas, partidos y sindicatos.

 

3.2.- Tratamos de vivir nuestro compromiso social a dos niveles:

  • Colectivamente: luchando juntos desde la fe -sin suplantar a otras organizaciones sociales- por los derechos del pueblo, especialmente a favor de los sectores más marginados. Creemos que estos compromisos son fundamentales si queremos trabajar de un modo cristiano.
  • Personalmente: Dado que la fe tiene sus mediaciones políticas, tratamos de estar insertos, también como individuos, en las organizaciones sociopolíticas y culturales de carácter popular, para trabajar en favor de las aspiraciones, intereses y derechos del pueblo.

     

3.3.- Queremos mantener siempre la tensión hacia la utopía. Entendemos la utopía como una apuesta por el proyecto de Jesús y por la confianza en la capacidad del ser humano para construir una sociedad igualitaria, justa y fraterna.

4.- Coordinación y organización

Las C.C.P. pretenden estar abiertas a todas las personas que intentan vivir de un modo semejante la fe en Jesús y la opción por los pobres, coordinándonos con esos colectivos, promoviendo plataformas amplias e integrándose en ellas desde el ámbito local al europeo y al universal, colaborando en la transformación de la iglesia y de la sociedad según el Evangelio.

Consideramos imprescindible mantener y potenciar la coordinación existente entre las C.C.P. por sectores o zonas, diócesis o ciudades, regiones o países, hasta el nivel del estado; con objeto de enriquecernos mutuamente, intensificar la comunicación de experiencias de todo tipo y participar en una amplia comunión eclesial con objetivos comunes.

Cada comunidad integrada en las C.C.P. y cada grupo de comunidades coordinadas tienen su propia autonomía, de acuerdo con las características o rasgos de sus miembros y de su lugar de inserción. La coordinación no ha de ser rígida ni vertical, sino escalonada desde la base.

Presentación en Powerpoint

CCP-Balsas

JOC - MTC - HOAC

1º de mayo: “Mirar la realidad con esperanza”

(Leyendo este comunicado se puede descubrir por donde entienden las personas de estos movimientos cristianos que va el núcleo del mensaje de Jesús)

19 abril 2012 | Por

Los movimientos especializados de Acción Católica para la evangelización del Mundo Obrero: JOC (Juventud Obrera Cristiana), MTC (Mujeres Trabajadoras Cristianas) y HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) presentamos el comunicado “Mirar la realidad con esperanza” con motivo de la celebración del 1º de mayo, Día del Trabajo.

El 1º de Mayo es para nuestros movimientos tiempo de reflexión y discernimiento, de renovación del compromiso y de celebración de nuestra fe en el acontecer del mundo obrero y del trabajo.

Como parte de la Iglesia, debemos discernir desde el Evangelio los signos de los tiempos. Un discernimiento que a nosotros, movimientos de Acción Católica en el mundo obrero y del trabajo, nos hace preguntarnos cómo se anuncia y manifiesta la salvación de Dios en la realidad social que hoy vive el mundo del trabajo y qué es lo que está truncando su proyecto de fraternidad y justicia universal. ¿Hay hoy día buenas noticias para las personas empobrecidas?

Nuestro discernimiento nos debe ayudar a descubrir lo que en el actual contexto histórico, en las condiciones de vida y trabajo de tantas familias, existe como freno y ocultamiento del Reino de Dios, para transformar la realidad y colaborar a construir humanidad. Es la vida humana, lo más importante para Dios, lo que está en juego.

La pobreza, agravada por la crisis actual y por la mercantilización y precarización del trabajo, es un signo de la negación de Dios porque niega a la persona humana. Las causas de la crisis económica que padecemos y las distintas políticas que, desde hace años se vienen poniendo en marcha, siguen profundizando en una desigualdad estructural que sufre el mundo obrero y del trabajo, especialmente las personas más débiles: desempleadas, jóvenes, mujeres, inmigrantes…

Las reformas laborales, la reforma de las pensiones, las políticas de austeridad presupuestaria y de reducción en gastos sociales, la búsqueda de la competitividad a través de una devaluación interna de las condiciones de vida y trabajo de la ciudadanía, además de no contar con el respaldo de toda la comunidad política y económica, dentro y fuera de nuestras fronteras, siguen ahondando en un modelo social, profundamente inmoral. Así se niega el principio básico de humanidad que Juan Pablo II reclamaba: “las necesidades de los pobres deben tener preferencia sobre los derechos de los ricos; los derechos de los trabajadores, sobre el incremento de los beneficios” (Toronto, 14 de septiembre de 2004).

Nuestra experiencia de encuentro con Jesucristo Resucitado nos hace mirar también la realidad con esperanza. En ella encontramos muchos signos que anuncian el Reino de Dios y su justicia. La vida de muchos hombres y mujeres del trabajo, de los jóvenes, sus ansias de justicia y de dignidad, sus experiencias de lucha y solidaridad, de organización y de cooperación, el reclamo de otro mundo posible, de parroquias y comunidades cristianas enraizadas en barrios obreros, de muchos militantes obreros cristianos, son testimonio de resurrección.

Este 1º de Mayo es también para nosotros un tiempo de acción evangelizadora y de compromiso transformador. Por eso, muchas y muchos de nosotros, estaremos presentes en los actos y/o manifestaciones que en ese día reclaman derechos sociales y laborales, porque entendemos que son un deber de justicia.

La experiencia del amor de Dios en nosotros queremos convertirla en amor a nuestros hermanos, compañeros y compañeras del mundo obrero y del trabajo al que pertenecemos. Un amor del que no podemos separar la lucha por la justicia.

Es tiempo, por tanto, de la caridad política que se ha de plasmar:

- En formas de vida, personal y comunitaria, que propongan y hagan visibles estilos de vida alternativos, austeros, sostenibles y solidarios.

- En compromiso en las organizaciones del mundo obrero, para que éstas coloquen en el centro de sus reivindicaciones y proyectos a los sectores más empobrecidos.

- En denuncia de las políticas que generan desigualdad y rompen la vida humana y el desarrollo del trabajo como principio de vida.

- En gestos que prioricen la preocupación por el mundo del trabajo en las planificaciones de nuestras Iglesias diocesanas.

- En la difusión y fidelidad de los principios y orientaciones que la Doctrina Social de la Iglesia propone. Así ayudaremos a la sociedad a encontrar respuestas éticas a la actual crisis que vivimos.

Esta acción y compromiso son fundamentales para ofrecer a Jesucristo como Buena Noticia en el mundo obrero y del trabajo, como propuesta de vida personal y social.

Por último, este 1º de Mayo es, también para nuestros movimientos, un tiempo de celebración de nuestra fe en el acontecer de nuestras vidas de trabajadores. En todas las diócesis españolas se llevarán a cabo Eucaristías, vigilias de oración, encuentros… donde celebraremos que Cristo sigue acompañando nuestras vidas y nuestras luchas, sigue acompañando al mundo obrero y del trabajo que sigue sufriendo.

http://www.hoac.es

 

Carta para quién quisiera seguir a Cristo

 (La experiencia de la comunidad de Taizé)

En el Evangelio, escuchamos la llamada de Jesús: «¡Sígueme!» ¿Es posible responderle con un compromiso para toda la vida?

En todos nosotros, hay el deseo de un futuro feliz. Pero teniendo la impresión de estar condicionados por tantos límites, a veces nos sorprende el desánimo.

No obstante, Dios está presente: « El Reino de Dios está cerca » (Marcos 1, 15). Percibimos su presencia asumiendo las situaciones de nuestra vida tal como son para crear a partir de lo que hay.

Nadie quisiera sumergirse en los sueños de una existencia idealizada. Aceptemos eso que somos y también lo que no.

Buscar un futuro feliz implica elegir.

Algunos toman decisiones valientes para seguir a Cristo en su vida de familia, en la sociedad, en un compromiso por los demás. Hay también quien se pregunta: ¿cómo seguir a Cristo eligiendo el camino del celibato?

Quisiera animar tanto a los como a las que se hacen la pregunta por una opción para siempre:

De cara a un compromiso semejante, puede surgir una duda en ti. Pero, profundizando, encontrarás la alegría de darte enteramente. Feliz quien no se entrega al miedo, sino a la presencia del Espíritu Santo.

Quizás apenas puedas creer que Dios te llama personalmente y que Él espera ser amado por ti. Pero tu existencia importa ante sus ojos.

Llamándote, Dios no te indica lo que deberías hacer. Su llamada es ante todo un encuentro. Déjate acoger por Cristo, y descubrirás el camino a tomar.

Dios te invita a la libertad. Él no hace de ti un ser pasivo. Por su Espíritu Santo, Dios habita en ti, pero no te sustituye. Al contrario, despierta energías insospechadas.

Joven, puedes tener miedo y ser tentado para no elegir, y mantener abiertas todas tus posibilidades. ¿Pero cómo encontrarás una realización si te quedas en la encrucijada?

Acepta que hay en ti una espera no realizada e incluso algunas cuestiones no resueltas. Confíate desde la transparencia del corazón. En la Iglesia hay algunas personas para escucharte. A través del tiempo, ese acompañamiento permite un discernir para darte enteramente.

No estamos solos al seguir a Cristo. Somos sostenidos por este misterio de comunión que es la Iglesia. En ella, nuestro sí llega a ser alabanza.

Alabanza balbuciente, que sube desde nuestra miseria, pero que se convertirá poco a poco en fuente de alegría caudalosa para toda nuestra vida.

Hermano Alois  (Taizé)

 

 

La Comunidad de Sant´Egidio

La Comunidad de Sant’ Egidio nació en Roma en 1968, a la luz del Concilio Vaticano II. Hoy es un movimiento de laicos al que pertenecen más de 50.000 personas, comprometido en la evangelización y en la caridad en Italia y en más de 70 países del mundo. Es una “Asociación Pública de Laicos de la Iglesia”, y las diferentes comunidades extendidas por el mundo comparten la misma espiritualidad y los mismos pilares que caracterizan el camino de Sant’ Egidio:

La oración, que acompaña la vida de todas las comunidades en Roma y en el mundo, y que constituye un elemento esencial. La oración es el centro y el momento fundamental de orientación de la vida comunitaria.

La comunicación del Evangelio, corazón de la vida de la Comunidad, que se extiende a todos los que buscan y piden un sentido para su vida.

La solidaridad con los pobres, vivida como servicio voluntario y gratuito, en el espíritu evangélico de una Iglesia que es “Iglesia de todos y especialmente de los pobres “ (Juan XXIII).

El ecumenismo, vivido como amistad, oración y búsqueda de la unidad entre cristianos del mundo entero.

El diálogo, indicado por el Vaticano II como vía de paz y de colaboración entre las religiones, pero también como modo de vivir y como método para la reconciliación en los conflictos.