APORTACIONES PARA UNA APROXIMACIÓN A JESÚS DE NAZARET CON OJOS DE HOY

... afrontando la cuestión de los nuevos paradigmas ...

 

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PARA UN DIÁLOGO SOBRE POSIBLES FALACIAS AL DIALOGAR

Presentamos un punto de vista sobre las posibles falacias que podemos usar o caer en ellas a la hora de dialogar.

Muchas veces, viendo la televisión, se me ocurre que nos tratan como personas sin conocimiento, como si no nos diéramos cuenta de las cosas. Esto ocurre con las noticias, con los discursos políticos, con la publicidad, etc.

   Por otra parte, a veces, me veo participando o siendo testigo de debates en los que la lógica brilla por su ausencia.

   Por eso, pensé resumir, en unas pocas reglas, unos criterios elementales para ayudarnos a vivir con espíritu crítico y a debatir con inteligencia. Son reglas de sentido común, de lógica elemental, pero no por ello, menos olvidadas. Pueden servirnos para no dejarnos manipular ante los medios y para orientar nuestros diálogos y debates sobre temas que nos interesen.

 

Para participar en un diálogo y analizar críticamente hechos, opiniones, razonamientos, paradigmas, debates… habría que caer en la cuenta de muchas cosas, entre otras de las siguientes:

 1- Que mucha gente haga algo o lo proponga no es justificación suficiente de la verdad o del valor de eso (“¿Dónde va Vicente? Donde…”)

 2 – Es imprescindible distinguir entre los datos y la valoración, la noticia y la opinión. Además. el comprender una opinión no implica necesariamente que se esté de acuerdo.

 3 – El que algo sea nuevo, novedoso, ”progresista” no quiere decir que sea mejor o verdadero, o que sea peor o falso

 4 – Y tampoco que algo sea muy antiguo quiere decir que sea mejor o verdadero, o que sea peor o falso

A veces argumentamos suponiendo que una cosa vale o no vale no por la cosa en sí sino por su lugar en el tiempo. Para algunos todo lo novedoso es peligroso y lo que vale es lo antiguo; para otros todo lo antiguo es peligroso y  equivocado y lo que vale es lo nuevo, lo progresista. Considero incorrecta esta forma de razonar. Hay que fijarse en otros aspectos para analizar la verdad o el valor de algo . 

 5- El que los medios de comunicación lo afirmen continuamente no implica que sea verdad y el que lo omitan tampoco implica que sea falso.

6 – El argumento del tipo “Y tú más” no justifica la verdad o el valor de nada. Suele ser  más bien una excusa para no afrontar claramente un asunto. Se usa muchísimo en contextos políticos.

7 – No porque dos cosas vayan seguidas, la primera es causa de la segunda

8 – La argumentación del “muñeco de paja” es muy sutil, pero nada prueba. Consiste en reducir la postura  ajena a una caricatura y así se facilita la crítica destructiva que de ella se quiere hacer. Se usa más de lo que parece. Se puede caer en ella sin querer, por ejemplo, en la argumentación que hay en este trabajo sobre el paradigma no-teista.

 9 – Generalizar es la forma más común de equivocarse. Generalizar indebidamente es una forma muy corriente de argumentar incorrectamente. Ya lo decía Aristóteles.

 10- No es válido el argumento de la falsa bifurcación u olvido de alternativas. También conocida como la falacia 'blanco o negro', la falsa bifurcación ocurre cuando presentas una situación como teniendo sólo dos alternativas, sin que existan o puedan existir otras. Se produce la falacia por no considerar todas las posibilidades que ofrece un problema, con lo cual se corre el riesgo de olvidar la alternativa buena.

11- Una de las falacias más sencillas y frecuentes es recurrir a las pruebas anecdóticas. “Yo conozco a una persona que…”  Es válido usar experiencias personales para “ilustrar” cierto punto de vista, pero eso realmente no “demuestra” nada a nadie. Tu amigo podrá decir que “conoce a uno que no estudió y sacó la carrera”, pero eso nada prueba en relación con los estudios de una carrera.

12- Las argumentaciones sentimentales nada prueban sobre el asunto de que se trate.  En este tipo de argumentos se recurre a provocar el entusiasmo u otros sentimientos (por ejemplo, el miedo, el amor a los niños…) de las personas con el fin de que otorguen su asentimiento a lo que sostiene el hablante sin aportar prueba alguna.   Esto se ve en muchos anuncios publicitarios y en muchos discursos de las campañas electorales.

13- El argumento de autoridad nadie “teóricamente” lo considera válido (“Esto es así porque lo dice Fulano o tal grupo que tiene razón”, “Esto no es así porque lo defiende Zutano o tal grupo que no tiene razón”). Pero, a la hora de la verdad, se utiliza muchísimo. (“Nada de lo que diga o proponga el grupo rival es aceptable, no porque lo analizo y razono sino porque lo ha promovido ese grupo”)

14- Parece lógico que la verdad o la falsedad sea una propiedad de las proposiciones (frases afirmativas o negativas) no de los sistemas de pensamiento. De ahí que no tenga mucho sentido rechazar o aceptar un sistema social, político, ideológico, religioso globalmente… sino que se trata de distinguir en ellos diversos aspectos (afirmaciones o negaciones) y analizar si son aceptables o no. O sea, no son falsos ni verdaderos los sistemas de pensamientos sino algunas de sus afirmaciones o negaciones. Es decir, por ejemplo, ni todo el liberalismo es rechazable, ni todo el socialismo es aceptable, hasta que no se pruebe. Lo cual implica una tarea no fácil de discernimiento.

15- No hay que olvidar que hay diversos tipos y niveles de conocimiento. Un posible esquema podría ser el siguiente:

o   conocimientos ordinarios y

o   conocimientos elaborados (al menos parcialmente universalizados, justificados y organizados), y entre los elaborados se distinguen:

§  el conocimiento formal (lógica, matemática),

§  el experimental: con diversos niveles (hechos comprobados, hipótesis, hipótesis verificadas, leyes, teorías…) y distintos objetos de estudio (Naturaleza, Persona, Sociedad, …)

§  los saberes filosóficos (apoyados en la razón) y

§  los saberes teológicos. (apoyados en la razón y en una fe religiosa)

Esta división implica también diversidad de métodos para llegar a esos conocimientos. No es bueno confundir métodos ni saltar indebidamente de un campo a otro. Por otra parte no conviene olvidar los conocimientos sapienciales, tan ricos, tan especiales.

16- Mal uso de términos análogos: términos que tienen varios significados relacionados entre sí. Por ejemplo, el término “parado”. (= no trabajando, registrado en el INEM…?) Al hablar puede uno referirse a uno u otro de los significados. Se podría estar hablando de cosas distintas. Este doble o triple uso de un término puede dar lugar a muchas falacias.

17- Las preguntas-trampas son otra forma de engañarnos. Se trata de preguntas que implican que aceptas algún presupuesto tanto si respondes afirmativa como negativamente. Un caso muy simple sería:  "¿has dejado ya de molestar a mi primo?"  Te piden que respondas SÍ o NO y, en ambos casos, estás admitiendo que has molestado a su primo, cosa que a lo mejor no es verdad.

18- Hay una técnica incorrecta de diálogo que consiste en enunciar una serie de cualidades de algo, presentarlas como inherentes a ese algo y luego, demostrando la falsedad de una característica, querer dar por demostrada la falsedad de todas. Algo así como "unir para contagiar y rechazar todo". Claramente es una falacia. Se puede caer en ella sin querer, por ejemplo, en la argumentación que hay en este trabajo en algunas expresiones sobre la propuesta del paradigma no-teista.

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