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| Prefacios |
| a. Prefacio de evangelio de Lucas |
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1:1 Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros,
1:2 tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra,
1:3 he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo,
1:4 para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.
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| b. Prefacio de evangelio de Juan |
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1:1 En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.
1:2 Ella estaba en el principio con Dios.
1:3 Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.
1:4 En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres,
1:5 y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.
1:6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan.
1:7 Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.
1:8 No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.
1:9 La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo.
1:10 En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció.
1:11 Vino a su casa, y los suyos no la recibieron.
1:12 Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre;
1:13 la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios.
1:14 Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.
1:15 Juan da testimonio de él y clama: «Este era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo.»
1:16 Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia.
1:17 Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo.
1:18 A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, él lo ha contado.
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| Anuncio del nacimiento de Juan Bautista, el Precursor |
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1:5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel;
1:6 los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor.
1:7 No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad.
1:8 Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el turno de su grupo,
1:9 le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso.
1:10 Toda la multitud del pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso.
1:11 Se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.
1:12 Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él.
1:13 El ángel le dijo: «No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Juan;
1:14 será para ti gozo y alegría, y muchos se gozarán en su nacimiento,
1:15 porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni licor; estará lleno de Espíritu Santo ya desde el seno de su madre,
1:16 y a muchos de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios,
1:17 e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto.»
1:18 Zacarías dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad.»
1:19 El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena nueva.
1:20 Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.»
1:21 El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban de su demora en el Santuario.
1:22 Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron que había tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y permaneció mudo.
1:23 Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se fue a su casa.
1:24 Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta durante cinco meses
1:25 diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres.»
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| Anunciación del ángel a María. Encarnación del Verbo |
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1:26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
1:27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
1:28 Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
1:29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
1:30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;
1:31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
1:32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
1:33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»
1:34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
1:35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.
1:36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,
1:37 porque ninguna cosa es imposible para Dios.»
1:38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
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| Visita de María a Isabel. El Magnificat |
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1:39 En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá;
1:40 entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
1:41 Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo;
1:42 y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno;
1:43 y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí?
1:44 Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.
1:45 ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!»
1:46 Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor
1:47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
1:48 porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
1:49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre
1:50 y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
1:51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
1:52 Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
1:53 A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada.
1:54 Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
1:55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»
1:56 María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.
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| Nacimiento de Juan Bautista. El Benedictus |
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1:57 Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo.
1:58 Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella.
1:59 Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías,
1:60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan.»
1:61 Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre.»
1:62 Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase.
1:63 El pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Y todos quedaron admirados.
1:64 Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios.
1:65 Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas;
1:66 todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?» Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él.
1:67 Zacarías, su padre, quedó lleno de Espíritu Santo, y profetizó diciendo:
1:68 «Bendito el Señor Dios de Israel porque ha visitado y redimido a su pueblo.
1:69 y nos ha suscitado una fuerza salvadora en la casa de David, su siervo,
1:70 como había prometido desde tiempos antiguos, por boca de sus santos profetas,
1:71 que nos salvaría de nuestros enemigos y de las manos de todos los que nos odiaban
1:72 haciendo misericordia a nuestros padres y recordando su santa alianza
1:73 y el juramento que juró a Abraham nuestro padre, de concedernos
1:74 que, libres de manos enemigas, podamos servirle sin temor
1:75 en santidad y justicia delante de él todos nuestros días.
1:76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo, pues irás delante del Señor para preparar sus caminos
1:77 y dar a su pueblo conocimiento de salvación por el perdón de sus pecados,
1:78 por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, que harán que nos visite una Luz de la altura,
1:79 a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz.»
1:80 El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.
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| Genealogías de Jesús |
| 1:1 Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:
1:2 Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos,
1:3 Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom engendró a Aram,
1:4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naassón, Naassón engendró a Salmón,
1:5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed engendró a Jesé,
1:6 Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue mujer de Urías, a Salomón,
1:7 Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf,
1:8 Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a Ozías,
1:9 Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías,
1:10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a Josías,
1:11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a Babilonia.
1:12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel,
1:13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró a Azor,
1:14 Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud,
1:15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán engendró a Jacob,
1:16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo.
1:17 Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David, catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
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3:23 Tenía Jesús, al comenzar, unos treinta años, y era según se creía hijo de José, hijo de Helí,
3:24 hijo de Mattat, hijo de Leví, hijo de Melkí, hijo de Jannái, hijo de José,
3:25 hijo de Mattatías, hijo de Amós, hijo de Naúm, hijo de Eslí, hijo de Nangay,
3:26 hijo de Maaz, hijo de Mattatías, hijo de Semeín, hijo de Josec, hijo de Jodá,
3:27 hijo de Joanán, hijo de Resá, hijo de Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Nerí,
3:28 hijo de Melkí, hijo de Addí, hijo de Cosam, hijo de Elmadam, hijo de Er,
3:29 hijo de Jesús, hijo de Eliezer, hijo de Jorim, hijo de Mattat, hijo de Leví,
3:30 hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de José, hijo de Jonam, hijo de Eliaquim,
3:31 hijo de Meleá, hijo de Menná, hijo de Mattatá, hijo de Natán, hijo de David,
3:32 hijo de Jesé, hijo de Obed, hijo de Booz, hijo de Sala, hijo de Naassón,
3:33 hijo de Aminadab, hijo de Admín, hijo de Arní, hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá,
3:34 hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de Abraham, hijo de Tara, hijo de Najor,
3:35 hijo de Serug, hijo de Ragáu, hijo de Fálek, hijo de Eber, hijo de Sala,
3:36 hijo de Cainam, hijo de Arfaxad, hijo de Sem, hijo de Noé, hijo de Lámek,
3:37 hijo de Matusalén, hijo de Henoc, hijo de Járet, hijo de Maleleel, hijo de Cainam,
3:38 hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adam, hijo de Dios.
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| La prueba de José |
| 1:18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.
1:19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, se proponía repudiarla en secreto.
1:20 En este propósito estaba, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.
1:21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.»
1:22 Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta:
1:23 Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que se traduce: «Dios con nosotros.»
1:24 Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.
1:25 Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre Jesús.
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| Nacimiento de Jesús en el pesebre de Belén |
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2:1 Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo el mundo.
2:2 Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino.
2:3 Iban todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
2:4 Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David,
2:5 para empadronarse con María, su esposa, que estaba encinta.
2:6 Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento,
2:7 y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento.
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| Adoración de los pastores |
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2:8 Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño.
2:9 Se les presentó el Ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor.
2:10 El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo:
2:11 os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor;
2:12 y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
2:13 Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
2:14 «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»
2:15 Y sucedió que cuando los ángeles, dejándoles, se fueron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado.»
2:16 Y fueron a toda prisa, y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.
2:17 Al verlo, dieron a conocer lo que les habían dicho acerca de aquel niño;
2:18 y todos los que lo oyeron se maravillaban de lo que los pastores les decían.
2:19 María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón.
2:20 Los pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
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| Circuncisión de Jesús |
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2:21 Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el ángel antes de ser concebido en el seno.
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| Presentación en el templo. La profecía de Simeón |
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2:22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,
2:23 como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor
2:24 y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
2:25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.
2:26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
2:27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,
2:28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
2:29 «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;
2:30 porque han visto mis ojos tu salvación,
2:31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
2:32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»
2:33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.
2:34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -
2:35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»
2:36 Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido,
2:37 y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.
2:38 Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
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| Los Magos de Oriente |
| 2:1 Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén,
2:2 diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.»
2:3 En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén.
2:4 Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo.
2:5 Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta:
2:6 Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel.»
2:7 Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella.
2:8 Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, hacédmelo saber, para ir también yo a adorarlo.»
2:9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño.
2:10 Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría.
2:11 Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra.
2:12 Y, avisados en sueños que no volvieran a Herodes, se retiraron a su país por otro camino.
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| Huida a Egipto |
| 2:13 Luego que partieron, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y permanece allí hasta que yo te avise. Porque Herodes va a buscar al niño para matarlo.»
2:14 El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a Egipto;
2:15 y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
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| Matanza de los inocentes |
| 2:16 Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se enfureció en gran manera y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había averiguado de los magos.
2:17 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
2:18 Un clamor se ha oído en Ramá, gran llanto y lamento: es Raquel que llora a sus hijos, y no quiere consuelo, porque ellos ya no están.
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| Retorno de Egipto |
| 2:19 Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto y le dijo:
2:20 «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.»
2:21 El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel.
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| Regreso a Nazareth |
| 2:22 Pero al saber que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, temió ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea,
2:23 y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el oráculo de los profetas: Será llamado Nazareno.
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2:39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
2:40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
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| El Niño perdido en el templo |
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2:41 Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
2:42 Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta
2:43 y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo su padres.
2:44 Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos;
2:45 pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca.
2:46 Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
2:47 todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas.
2:48 Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando.»
2:49 El les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?»
2:50 Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
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| Vida oculta en Nazareth |
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2:51 Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón.
2:52 Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
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