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| Domingo de Ramos |
| 21:8 La gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino.
21:9 Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!»
21:10 Y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. «¿Quién es éste?» decían.
21:11 Y la gente decía: «Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.»
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11:8 Muchos extendieron sus mantos por el camino; otros, follaje cortado de los campos.
11:9 Los que iban delante y los que le seguían, gritaban: « ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!
11:10 ¡Bendito el reino que viene, de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!»
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19:36 Mientras él avanzaba, extendían sus mantos por el camino.
19:37 Cerca ya de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios a grandes voces, por todos los milagros que habían visto.
19:38 Decían: «Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en las alturas.»
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12:12 Al día siguiente, al enterarse la numerosa muchedumbre que había llegado para la fiesta, de que Jesús se dirigía a Jerusalén,
12:13 tomaron ramas de palmera y salieron a su encuentro gritando: «¡ Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, y el Rey de Israel!»
12:14 Jesús, habiendo encontrado un borriquillo, se montó en él, según está escrito:
12:15 No temas, hija de Sión; mira que viene tu Rey montado en un pollino de asna.
12:16 Esto no lo comprendieron sus discípulos de momento; pero cuando Jesús fue glorificado, cayeron en la cuenta de que esto estaba escrito sobre él, y que era lo que le habían hecho.
12:17 La gente que estaba con él cuando llamó a Lázaro de la tumba y le resucitó de entre los muertos, daba testimonio.
12:18 Por eso también salió la gente a su encuentro, porque habían oído que él había realizado aquella señal.
12:19 Entonces los fariseos se dijeron entre sí: «¿Veis cómo no adelantáis nada?, todo el mundo se ha ido tras él.»
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| Segunda limpieza del Templo |
| 21:12 Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas.
21:13 Y les dijo: «Está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración. ¡Pero vosotros estáis haciendo de ella una cueva de bandidos!»
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11:15 Llegan a Jerusalén; y entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y a los que compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los vendedores de palomas
11:16 y no permitía que nadie transportase cosas por el Templo.
11:17 Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes? ¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos! »
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19:45 Entrando en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían,
19:46 diciéndoles: «Está escrito: Mi Casa será Casa de oración. ¡Pero vosotros la habéis hecho una cueva de bandidos!»
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| Milagros en el Templo |
| 21:14 También en el Templo se acercaron a él algunos ciegos y cojos, y los curó.
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| Increpación a los Sacerdotes. "Si estos callan, hablarán las piedras" |
| 21:15 Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron
21:16 y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?» «Sí - les dice Jesús -. ¿No habéis leído nunca que De la boca de los niños y de los que aún maman te preparaste alabanza?»
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11:18 Se enteraron de esto los sumos sacerdotes y los escribas y buscaban cómo podrían matarle; porque le tenían miedo, pues toda la gente estaba asombrada de su doctrina.
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19:39 Algunos de los fariseos, que estaban entre la gente, le dijeron: «Maestro, reprende a tus discípulos.»
19:40 Respondió: «Os digo que si éstos callan gritarán las piedras.»
19:41 Al acercarse y ver la ciudad, lloró por ella,
19:42 diciendo: «¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz! Pero ahora ha quedado oculto a tus ojos.
19:43 Porque vendrán días sobre ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes,
19:44 y te estrellarán contra el suelo a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita.»
19:47 Enseñaba todos los días en el Templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y también los notables del pueblo buscaban matarle,
19:48 pero no encontraban qué podrían hacer, porque todo el pueblo le oía pendiente de sus labios.
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| Retorno a Betania al atardecer |
| 21:17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, donde pasó la noche.
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11:11 Y entró en Jerusalén, en el Templo, y después de observar todo a su alrededor, siendo ya tarde, salió con los Doce para Betania.
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| Nueva excursión a Jerusalén (Lunes Santo) |
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11:12 Al día siguiente, saliendo ellos de Betania, sintió hambre.
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| Maldición de la Higuera Estéril |
| 21:18 Al amanecer, cuando volvía a la ciudad, sintió hambre;
21:19 y viendo una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró en ella más que hojas. Entonces le dice: «¡Que nunca jamás brote fruto de ti!» Y al momento se secó la higuera.
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11:13 Y viendo de lejos una higuera con hojas, fue a ver si encontraba algo en ella; acercándose a ella, no encontró más que hojas; es que no era tiempo de higos.
11:14 Entonces le dijo: «¡Que nunca jamás coma nadie fruto de ti!» Y sus discípulos oían esto.
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| Retorno a Betania |
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11:19 Y al atardecer, salía fuera de la ciudad.
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| La Higuera secada (Martes Santo) |
| 21:20 Al verlo los discípulos se maravillaron y decían: «¿Cómo al momento quedó seca la higuera?»
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11:20 Al pasar muy de mañana, vieron la higuera, que estaba seca hasta la raíz.
11:21 Pedro, recordándolo, le dice: «¡Rabbí, mira!, la higuera que maldijiste está seca.»
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| Exhortación a la fe |
| 21:21 Jesús les respondió: «Yo os aseguro: si tenéis fe y no vaciláis, no sólo haréis lo de la higuera, sino que si aun decís a este monte: "Quítate y arrójate al mar", así se hará.
21:22 Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis.»
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11:22 Jesús les respondió: «Tened fe en Dios.
11:23 Yo os aseguro que quien diga a este monte: "Quítate y arrójate al mar" y no vacile en su corazón sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá.
11:24 Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis.
11:25 Y cuando os pongáis de pie para orar, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre, que está en los cielos, os perdone vuestras ofensas.»
11:26 Pero si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos perdonará vuestras transgresiones.
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| Enseñanzas y disputas en el templo |
| ¿Con qué autoridad obras? |
| 21:23 Llegado al Templo, mientras enseñaba se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces esto? ¿Y quién te ha dado tal autoridad?»
21:24 Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si me contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto.
21:25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?» Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: "Del cielo", nos dirá: "Entonces ¿por qué no le creísteis?"
21:26 Y si decimos: "De los hombres", tenemos miedo a la gente, pues todos tienen a Juan por profeta.»
21:27 Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos.» Y él les replicó asimismo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
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11:27 Vuelven a Jerusalén y, mientras paseaba por el Templo, se le acercan los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos,
11:28 y le decían: «¿Con qué autoridad haces esto?, o ¿quién te ha dado tal autoridad para hacerlo?»
11:29 Jesús les dijo: «Os voy a preguntar una cosa. Respondedme y os diré con qué autoridad hago esto.
11:30 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres? Respondedme.»
11:31 Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: "Del cielo", dirá: "Entonces, ¿por qué no le creísteis?"
11:32 Pero ¿vamos a decir: "De los hombres?"» Tenían miedo a la gente; pues todos tenían a Juan por un verdadero profeta.
11:33 Responden, pues, a Jesús: «No sabemos.» Jesús entonces les dice: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
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20:1 Y sucedió que un día enseñaba al pueblo en el Templo y anunciaba la Buena Nueva; se acercaron los sumos sacerdotes y los escribas junto con los ancianos,
20:2 y le preguntaron: «Dinos: ¿Con qué autoridad haces esto, o quién es el que te ha dado tal autoridad?»
20:3 El les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa. Decidme:
20:4 El bautismo de Juan, ¿era del cielo o de los hombres?»
20:5 Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: "Del cielo", dirá: "¿Por qué no le creísteis?"
20:6 Pero si decimos: "De los hombres", todo el pueblo nos apedreará, pues están convencidos de que Juan era un profeta.»
20:7 Respondieron, pues, que no sabían de dónde era.
20:8 Jesús entonces les dijo: «Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
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| Parábola del hijo obediente |
| 21:28 «Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña."
21:29 Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue.
21:30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor", y no fue.
21:31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.
21:32 Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.
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| Parábola de los viñadores asesinos |
| 21:33 «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores y se ausentó.
21:34 Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para recibir sus frutos.
21:35 Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a otro le mataron, a otro le apedrearon.
21:36 De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero los trataron de la misma manera.
21:37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: "A mi hijo le respetarán."
21:38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia."
21:39 Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.
21:40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
21:41 Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable arrendará la viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.»
21:42 Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?
21:43 Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos.»
21:44 Y el que caiga sobre esta piedra será hecho pedazos; pero sobre quien ella caiga, lo esparcirá como polvo.
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12:1 Y se puso a hablarles en parábolas: «Un hombre plantó una viña, la rodeó de una cerca, cavó un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos labradores, y se ausentó.
12:2 Envió un siervo a los labradores a su debido tiempo para recibir de ellos una parte de los frutos de la viña.
12:3 Ellos le agarraron, le golpearon y le despacharon con las manos vacías.
12:4 De nuevo les envió a otro siervo; también a éste le descalabraron y le insultaron.
12:5 Y envió a otro y a éste le mataron; y también a otros muchos, hiriendo a unos, matando a otros.
12:6 Todavía le quedaba un hijo querido; les envió a éste, el último, diciendo: "A mi hijo le respetarán".
12:7 Pero aquellos labradores dijeron entre sí: "Este es el heredero. Vamos, matémosle, y será nuestra la herencia."
12:8 Le agarraron, le mataron y le echaron fuera de la viña.
12:9 ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá y dará muerte a los labradores y entregará la viña a otros.
12:10 ¿No habéis leído esta Escritura: La piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido;
12:11 fue el Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?»
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20:9 Se puso a decir al pueblo esta parábola: «Un hombre plantó una viña y la arrendó a unos labradores, y se ausentó por mucho tiempo.
20:10 «A su debido tiempo, envió un siervo a los labradores, para que le diesen parte del fruto de la viña. Pero los labradores, después de golpearle, le despacharon con las manos vacías.
20:11 Volvió a enviar otro siervo, pero ellos, después de golpearle e insultarle, le despacharon con las manos vacías.
20:12 Tornó a enviar un tercero, pero ellos, después de herirle, le echaron.
20:13 Dijo, pues, el dueño de la viña: "¿Qué haré? Voy a enviar a mi hijo querido; tal vez le respeten."
20:14 Pero los labradores, al verle, se dijeron entre sí: "Este es el heredero; matémosle, para que la herencia sea nuestra."
20:15 Y, echándole fuera de la viña, le mataron. «¿Qué hará, pues, con ellos el dueño de la viña?
20:16 Vendrá y dará muerte a estos labradores, y entregará la viña a otros.» Al oír esto, dijeron: «De ninguna manera.»
20:17 Pero él clavando en ellos la mirada, dijo: «Pues, ¿qué es lo que está escrito: La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido?
20:18 Todo el que caiga sobre esta piedra, se destrozará, y a aquel sobre quien ella caiga, le aplastará.»
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| Los sacerdotes quieren apresarlo |
| 21:45 Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que estaba refiriéndose a ellos.
21:46 Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le tenían por profeta.
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12:12 Trataban de detenerle - pero tuvieron miedo a la gente - porque habían comprendido que la parábola la había dicho por ellos. Y dejándole, se fueron.
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20:19 Los escribas y los sumos sacerdotes trataron de echarle mano en aquel mismo momento - pero tuvieron miedo al pueblo - porque habían comprendido que aquella parábola la había dicho por ellos.
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| ¿Se ha de pagar tributo al César? |
| 22:15 Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de sorprenderle en alguna palabra.
22:16 Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle: «Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas.
22:17 Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?»
22:18 Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis?
22:19 Mostradme la moneda del tributo.» Ellos le presentaron un denario.
22:20 Y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?»
22:21 Dícenle: «Del César.» Entonces les dice: «Pues lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.»
22:22 Al oír esto, quedaron maravillados, y dejándole, se fueron.
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12:13 Y envían donde él algunos fariseos y herodianos, para cazarle en alguna palabra.
12:14 Vienen y le dicen: «Maestro, sabemos que eres veraz y que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios: ¿Es lícito pagar tributo al César o no? ¿Pagamos o dejamos de pagar?»
12:15 Mas él, dándose cuenta de su hipocresía, les dijo: «¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea.»
12:16 Se lo trajeron y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?» Ellos le dijeron: «Del César.»
12:17 Jesús les dijo: «Lo del César, devolvédselo al César, y lo de Dios, a Dios.» Y se maravillaban de él.
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20:20 Quedándose ellos al acecho, le enviaron unos espías, que fingieran ser justos, para sorprenderle en alguna palabra y poderle entregar al poder y autoridad del procurador.
20:21 Y le preguntaron: «Maestro, sabemos que hablas y enseñas con rectitud, y que no tienes en cuenta la condición de las personas, sino que enseñas con franqueza el camino de Dios:
20:22 ¿Nos es lícito pagar tributo al César o no?»
20:23 Pero él, habiendo conocido su astucia, les dijo:
20:24 «Mostradme un denario. ¿De quién lleva la imagen y la inscripción?» Ellos dijeron: «Del César.»
20:25 El les dijo: «Pues bien, lo del César devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.»
20:26 No pudieron sorprenderle en ninguna palabra ante el pueblo y, maravillados por su respuesta, se callaron.
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| ¿De quién será mujer en la Resurrección? |
| 22:23 Aquel día se le acercaron unos saduceos, esos que niegan que haya resurrección, y le preguntaron:
22:24 «Maestro, Moisés dijo: Si alguien muere sin tener hijos, su hermano se casará con la mujer de aquél para dar descendencia a su hermano.
22:25 Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos. El primero se casó y murió; y, no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.
22:26 Sucedió lo mismo con el segundo, y con el tercero, hasta los siete.
22:27 Después de todos murió la mujer.
22:28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque todos la tuvieron.»
22:29 Jesús les respondió: «Estáis en un error, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios.
22:30 Pues en la resurrección, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el cielo.
22:31 Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído aquellas palabras de Dios cuando os dice:
22:32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de vivos.»
22:33 Al oír esto, la gente se maravillaba de su doctrina.
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12:18 Se le acercan unos saduceos, esos que niegan que haya resurrección, y le preguntaban:
12:19 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno y deja mujer y no deja hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano.
12:20 Eran siete hermanos: el primero tomó mujer, pero murió sin dejar descendencia;
12:21 también el segundo la tomó y murió sin dejar descendencia; y el tercero lo mismo.
12:22 Ninguno de los siete dejó descendencia. Después de todos, murió también la mujer.
12:23 En la resurrección, cuando resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete la tuvieron por mujer.»
12:24 Jesús les contestó: «¿No estáis en un error precisamente por esto, por no entender las Escrituras ni el poder de Dios?
12:25 Pues cuando resuciten de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino que serán como ángeles en los cielos.
12:26 Y acerca de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en lo de la zarza, cómo Dios le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
12:27 No es un Dios de muertos, sino de vivos. Estáis en un gran error.»
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20:27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron:
20:28 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano.
20:29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos;
20:30 y la tomó el segundo,
20:31 luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos.
20:32 Finalmente, también murió la mujer.
20:33 Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.»
20:34 Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido;
20:35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido,
20:36 ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.
20:37 Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
20:38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.»
20:39 Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien.»
20:40 Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.
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| Acerca del Primer Mandato |
| 22:34 Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo,
22:35 y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba:
22:36 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?»
22:37 El le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.
22:38 Este es el mayor y el primer mandamiento.
22:39 El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
22:40 De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.»
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12:28 Acercóse uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?»
12:29 Jesús le contestó: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor,
12:30 y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
12:31 El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.»
12:32 Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que El es único y que no hay otro fuera de El,
12:33 y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
12:34 Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios.» Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.
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| Pregunta Jesús a su vez |
| 22:41 Estando reunidos los fariseos, les propuso Jesús esta cuestión:
22:42 «¿Qué pensáis acerca del Cristo? ¿De quién es hijo?» Dícenle: «De David.»
22:43 Díceles: «Pues ¿cómo David, movido por el Espíritu, le llama Señor, cuando dice:
22:44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies?
22:45 Si, pues, David le llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?»
22:46 Nadie era capaz de contestarle nada; y desde ese día ninguno se atrevió ya a hacerle más preguntas.
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12:35 Jesús, tomando la palabra, decía mientras enseñaba en el Templo: «¿Cómo dicen los escribas que el Cristo es hijo de David?
12:36 David mismo dijo, movido por el Espíritu Santo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies.
12:37 El mismo David le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?» La muchedumbre le oía con agrado.
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20:41 Les preguntó: «¿Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?
20:42 Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra
20:43 hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies.
20:44 David, pues, le llama Señor; ¿cómo entonces puede ser hijo suyo?»
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| Última admonición a los fariseos: "Hipócritas, sepulcros blanqueados" |
| 23:1 Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus discípulos
23:2 y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos.
23:3 Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen.
23:4 Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas.
23:5 Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto;
23:6 quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas,
23:7 que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí".
23:8 «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.
23:9 Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo.
23:10 Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo.
23:11 El mayor entre vosotros será vuestro servidor.
23:12 Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.
23:13 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis entrar.
23:14 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque devoráis las casas de las viudas, aun cuando por pretexto hacéis largas oraciones; por eso recibiréis mayor condenación.
23:15 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de condenación el doble que vosotros!
23:16 «¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Si uno jura por el Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda obligado!"
23:17 ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario que hace sagrado el oro?
23:18 Y también: "Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado."
23:19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda?
23:20 Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él.
23:21 Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita.
23:22 Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que está sentado en él.
23:23 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque sin descuidar aquello.
23:24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
23:25 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e intemperancia!
23:26 ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también por fuera quede pura!
23:27 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!
23:28 Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.
23:29 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,
23:30 y decís: "Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!"
23:31 Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los que mataron a los profetas.
23:32 ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!
23:33 «¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación de la gehenna?
23:34 Por eso, he aquí que yo envío a vosotros profetas, sabios y escribas: a unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,
23:35 para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre la tierra, desde la sangre del inocente Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien matasteis entre el Santuario y el altar.
23:36 Yo os aseguro: todo esto recaerá sobre esta generación.
23:37 «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!
23:38 Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa.
23:39 Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!»
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12:38 Decía también en su instrucción: «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje, ser saludados en las plazas,
12:39 ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes;
12:40 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.
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20:45 Estando todo el pueblo oyendo, dijo a los discípulos:
20:46 «Guardaos de los escribas, que gustan pasear con amplio ropaje y quieren ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas, y los primeros puestos en los banquetes;
20:47 y que devoran la hacienda de las viudas so capa de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa.»
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| El óbolo de la viuda |
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12:41 Jesús se sentó frente al arca del Tesoro y miraba cómo echaba la gente monedas en el arca del Tesoro: muchos ricos echaban mucho.
12:42 Llegó también una viuda pobre y echó dos moneditas, o sea, una cuarta parte del as.
12:43 Entonces, llamando a sus discípulos, les dijo: «Os digo de verdad que esta viuda pobre ha echado más que todos los que echan en el arca del Tesoro.
12:44 Pues todos han echado de los que les sobraba, ésta, en cambio, ha echado de lo que necesitaba todo cuanto poseía, todo lo que tenía para vivir.
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21:1 Alzando la mirada, vió a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro;
21:2 vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas,
21:3 y dijo: «De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos.
21:4 Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir.»
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| Piden los gentiles ver al Señor |
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12:20 Había algunos griegos de los que subían a adorar en la fiesta.
12:21 Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: «Señor, queremos ver a Jesús.»
12:22 Felipe fue a decírselo a Andrés; Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
12:23 Jesús les respondió: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo de hombre.
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| Anuncio de su Pasión y voz del Cielo. "Si el grano de trigo no muere, no da fruto" |
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12:24 En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.
12:25 El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna.
12:26 Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.
12:27 Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto!
12:28 Padre, glorifica tu Nombre.» Vino entonces una voz del cielo: «Le he glorificado y de nuevo le glorificaré.»
12:29 La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno. Otros decían: «Le ha hablado un ángel.»
12:30 Jesús respondió: «No ha venido esta voz por mí, sino por vosotros.
12:31 Ahora es el juicio de este mundo; ahora el Príncipe de este mundo será echado fuera.
12:32 Y yo cuando sea levando de la tierra, atraeré a todos hacia mí.»
12:33 Decía esto para significar de qué muerte iba a morir.
12:34 La gente le respondió: «Nosotros sabemos por la Ley que el Cristo permanece para siempre. ¿Cómo dices tú que es preciso que el Hijo del hombre sea levantado? ¿Quién es ese Hijo del hombre?»
12:35 Jesús les dijo: «Todavía, por un poco de tiempo, está la luz entre vosotros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os sorprendan las tinieblas; el que camina en tinieblas, no sabe a dónde va.
12:36 Mientras tenéis la luz, creed en la luz, para que seáis hijos de luz.» Dicho esto, se marchó Jesús y se ocultó de ellos.
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| La obcecación de los judíos |
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12:37 Aunque había realizado tan grandes señales delante de ellos, no creían en él;
12:38 para que se cumpliera el oráculo pronunciado por el profeta Isaías: Señor, ¿quién dio crédito a nuestras palabras? Y el brazo del Señor, ¿a quién se le reveló?
12:39 No podían creer, porque también había dicho Isaías:
12:40 Ha cegado sus ojos, ha endurecido su corazón; para que no vean con los ojos, ni comprendan con su corazón, ni se conviertan, ni yo los sane.
12:41 Isaías dijo esto porque vio su gloria y habló de él.
12:42 Sin embargo, aun entre los magistrados, muchos creyeron en él; pero, por los fariseos, no lo confesaban, para no ser excluidos de la sinagoga,
12:43 porque prefirieron la gloria de los hombres a la gloria de Dios.
12:44 Jesús gritó y dijo: «El que cree en mí, no cree en mí, sino en aquel que me ha enviado;
12:45 y el que me ve a mí, ve a aquel que me ha enviado.
12:46 Yo, la luz, he venido al mundo para que todo el que crea en mí no siga en las tinieblas.
12:47 Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido para juzgar al mundo, sino para salvar al mundo.
12:48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, ya tiene quien le juzgue: la Palabra que yo he hablado, ésa le juzgará el último día;
12:49 porque yo no he hablado por mi cuenta, sino que el Padre que me ha enviado me ha mandado lo que tengo que decir y hablar,
12:50 y yo sé que su mandato es vida eterna. Por eso, lo que yo hablo lo hablo como el Padre me lo ha dicho a mí.»
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| El Sermón Parusíaco |
| a. No quedará piedra sobre piedra |
| 24:1 Salió Jesús del Templo y, cuando se iba, se le acercaron sus discípulos para mostrarle las construcciones del Templo.
24:2 Pero él les respondió: «¿Veis todo esto? Yo os aseguro no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derruida.»
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13:1 Al salir del Templo, le dice uno de sus discípulos: «Maestro, mira qué piedras y qué construcciones.»
13:2 Jesús le dijo: «¿Ves estas grandiosas construcciones? No quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.»
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21:5 Como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, él dijo:
21:6 «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida.»
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| b. Signos generales |
| 24:3 Estando luego sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él en privado sus discípulos, y le dijeron: «Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo.»
24:4 Jesús les respondió: «Mirad que no os engañe nadie.
24:5 Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy el Cristo", y engañarán a muchos.
24:6 Oiréis también hablar de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado, no os alarméis! Porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
24:7 Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá en diversos lugares hambre y terremotos.
24:8 Todo esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento.
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13:3 Estando luego sentado en el monte de los Olivos, frente al Templo, le preguntaron en privado Pedro, Santiago, Juan y Andrés:
13:4 «Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de que todas estas cosas están para cumplirse.»
13:5 Jesús empezó a decirles: «Mirad que no os engañe nadie.
13:6 Vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy", y engañarán a muchos.
13:7 Cuando oigáis hablar de guerras y de rumores de guerras, no os alarméis; porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
13:8 Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá terremotos en diversos lugares, habrá hambre: esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento.
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21:7 Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?»
21:8 El dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les sigáis.
21:9 Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato.»
21:10 Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino.
21:11 Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo.
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| c. La persecución "Seréis odiados a causa de mi nombre" |
| 10:17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas;
10:18 y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles.
10:19 Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento.
10:20 Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros.
10:21 «Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán.
10:22 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
10:23 «Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel antes que venga el Hijo del hombre.
24:9 «Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre.
24:10 Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán mutuamente.
24:11 Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos.
24:12 Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará.
24:13 Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
24:14 «Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero, para dar testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin.
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13:9 «Pero vosotros mirad por vosotros mismos; os entregarán a los tribunales, seréis azotados en las sinagogas y compareceréis ante gobernadores y reyes por mi causa, para que deis testimonio ante ellos.
13:10 Y es preciso que antes sea proclamada la Buena Nueva a todas las naciones.
13:11 «Y cuando os lleven para entregaros, no os preocupéis de qué vais a hablar; sino hablad lo que se os comunique en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu Santo.
13:12 Y entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán.
13:13 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
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21:12 «Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre;
21:13 esto os sucederá para que deis testimonio.
21:14 Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa,
21:15 porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios.
21:16 Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros,
21:17 y seréis odiados de todos por causa de mi nombre.
21:18 Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza.
21:19 Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
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| d. Señales de la ruina de Jerusalén |
| 24:15 «Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que entienda),
24:16 entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes;
24:17 el que esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa;
24:18 y el que esté en el campo, no regrese en busca de su manto.
24:19 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
24:20 Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día de sábado.
24:21 Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla.
24:22 Y si aquellos días no se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en atención a los elegidos se abreviarán aquellos días.
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13:14 «Pero cuando veáis la abominación de la desolación erigida donde no debe (el que lea, que entienda), entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes;
13:15 el que esté en el terrado, no baje ni entre a recoger algo de su casa,
13:16 y el que esté por el campo, no regrese en busca de su manto.
13:17 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
13:18 Orad para que no suceda en invierno.
13:19 Porque aquellos días habrá una tribulación cual no la hubo desde el principio de la creación, que hizo Dios, hasta el presente, ni la volverá a haber.
13:20 Y si el Señor no abreviase aquellos días, no se salvaría nadie, pero en atención a los elegidos que él escogió, ha abreviado los días.
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21:20 «Cuando veáis a Jerusalén cercada por ejércitos, sabed entonces que se acerca su desolación.
21:21 Entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes; y los que estén en medio de la ciudad, que se alejen; y los que estén en los campos, que no entren en ella;
21:22 porque éstos son días de venganza, y se cumplirá todo cuanto está escrito.
21:23 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! «Habrá, en efecto, una gran calamidad sobre la tierra, y Cólera contra este pueblo;
21:24 y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de los gentiles.
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| e. Señales del retorno : los falsos cristos |
| 24:23 «Entonces, si alguno os dice: "Mirad, el Cristo está aquí o allí , no lo creáis.
24:24 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos.
24:25 ¡Mirad que os lo he predicho!
24:26 «Así que si os dicen: "Está en el desierto", no salgáis; "Está en los aposentos", no lo creáis.
24:27 Porque como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente, así será la venida del Hijo del hombre.
24:28 Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.
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13:21 Entonces, si alguno os dice: "Mirad, el Cristo aquí" "Miradlo allí", no lo creáis.
13:22 Pues surgirán falsos cristos y falsos profetas y realizarán señales y prodigios con el propósito de engañar, si fuera posible, a los elegidos.
13:23 Vosotros, pues, estad sobre aviso; mirad que os lo he predicho todo.
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| f. El retorno de Cristo |
| 24:29 «Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
24:30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria.
24:31 El enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro.
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13:24 «Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor,
13:25 las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas.
13:26 Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria;
13:27 entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo.
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21:25 «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas,
21:26 muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas.
21:27 Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.
21:28 Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.»
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| g. Parábola de la Higuera |
| 24:32 «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
24:33 Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que El está cerca, a las puertas.
24:34 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
24:35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
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13:28 «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
13:29 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que El está cerca, a las puertas.
13:30 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
13:31 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
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21:29 Les añadió una parábola: «Mirad la higuera y todos los árboles.
21:30 Cuando ya echan brotes, al verlos, sabéis que el verano está ya cerca.
21:31 Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que el Reino de Dios está cerca.
21:32 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda.
21:33 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
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| h. Incertidumbre del día |
| 24:36 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
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13:32 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
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| i. Despreocupación de los hombres |
| 24:37 «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
24:38 Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca,
24:39 y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre.
24:40 Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado;
24:41 dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada.
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| j. Exhortación a la vigilancia y la oración |
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21:34 «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros,
21:35 como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra.
21:36 Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.»
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| Enseñanza en el templo |
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21:37 Por el día enseñaba en el Templo y salía a pasar la noche en el monte llamado de los Olivos.
21:38 Y todo el pueblo madrugaba para ir donde él y escucharle en el Templo.
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| Parábola de las diez vírgenes |
| 25:1 «Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio.
25:2 Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes.
25:3 Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite;
25:4 las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas.
25:5 Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron.
25:6 Mas a media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!"
25:7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas.
25:8 Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan."
25:9 Pero las prudentes replicaron: "No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis."
25:10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.
25:11 Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: "¡Señor, señor, ábrenos!"
25:12 Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco."
25:13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.
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| Parábola de los talentos |
| 25:14 «Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda:
25:15 a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó.
25:16 Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco.
25:17 Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos.
25:18 En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.
25:19 Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos.
25:20 Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado."
25:21 Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
25:22 Llegándose también el de los dos talentos dijo: "Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado."
25:23 Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
25:24 Llegándose también el que había recibido un talento dijo: "Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste.
25:25 Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo."
25:26 Mas su señor le respondió: "Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí;
25:27 debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses.
25:28 Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos.
25:29 Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.
25:30 Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes."
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| El juicio. "Tuve hambre y no me disteis de comer..." |
| 25:31 «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
25:32 Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
25:33 Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
25:34 Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
25:35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis;
25:36 estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme."
25:37 Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?
25:38 ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?
25:39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"
25:40 Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."
25:41 Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.
25:42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
25:43 era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."
25:44 Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
25:45 Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo."
25:46 E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»
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| Reunión de los Pontífices y decreto |
| 26:1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús todos estos discursos, dijo a sus discípulos:
26:2 «Ya sabéis que dentro de dos días es la Pascua; y el Hijo del hombre va a ser entregado para ser crucificado.»
26:3 Entonces los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en el palacio del Sumo Sacerdote, llamado Caifás;
26:4 y resolvieron prender a Jesús con engaño y darle muerte.
26:5 Decían sin embargo: «Durante la fiesta no, para que no haya alboroto en el pueblo.»
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14:1 Faltaban dos días para la Pascua y los Azimos. Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo prenderle con engaño y matarle.
14:2 Pues decían: «Durante la fiesta no, no sea que haya alboroto del pueblo.»
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22:1 Se acercaba la fiesta de los Azimos, llamada Pascua.
22:2 Los sumos sacerdotes y los escribas buscaban cómo hacerle desaparecer, pues temían al pueblo.
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| Judas vende a Jesús. (Miércoles Santo) |
| 26:14 Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes,
26:15 y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?» Ellos le asignaron treinta monedas de plata.
26:16 Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle.
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14:10 Entonces, Judas Iscariote, uno de los Doce, se fue donde los sumos sacerdotes para entregárselo.
14:11 Al oírlo ellos, se alegraron y prometieron darle dinero. Y él andaba buscando cómo le entregaría en momento oportuno.
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22:3 Entonces Satanás entró en Judas, llamado Iscariote, que era del número de los Doce;
22:4 y se fue a tratar con los sumos sacerdotes y los jefes de la guardia del modo de entregárselo.
22:5 Ellos se alegraron y quedaron con él en darle dinero.
22:6 El aceptó y andaba buscando una oportunidad para entregarle sin que la gente lo advirtiera.
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