Propuesta inicial: "Hay que
replantear el cristianismo desde un nuevo paradigma
global (protoparadigma) que nos dé una nueva visión de los humanos,
la Naturaleza y el Misterio."
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Esto significa
que a la hora de replantearnos nuestro cristianismo
hay que hacerlo teniendo en cuenta las aportaciones
de la ciencia para una nueva cosmovisión. Algunas formas de
expresarlo con más detalles pueden ser las siguientes:
"Podemos decir que el paradigma más básico y
profundo de una cultura es
el conjunto de
evidencias (axiomas) que esa sociedad se forma
para sí misma sobre las tres realidades más
inmediatas y decisivas para nosotros los
humanos, a saber: nosotros mismos, la naturaleza
que nos rodea, y lo que podríamos llamar dios o,
más ecuménicamente, el Misterio; nos referimos a
esa dimensión «trascendente» que de una forma u
otra el ser humano percibe, a diferencia de los
animales."
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"Hasta hace poco
–y todavía hoy oficialmente- el
pensamiento comienza con los griegos, y
la verdad y la religión verdaderas con
Israel –todo lo demás lo oficial
considera que son tanteos balbucientes–.
Pero en realidad, hoy podemos reconocer
con naturalidad bioevolutiva que la
Biblia ya nació dentro de un paradigma
antropoteológico del que no tuvo
conciencia, ni claridad ni fuerza para
replantearlo. El judeocristianismo nació
dentro de un paradigma fragmentado que
no sería capaz de cambiarlo en los dos
milenios siguientes. Ni hoy todavía lo
hemos cambiado. Aunque sí podemos decir
que son ya muchos los que hoy
experimentan tanto el hundimiento
silencioso de lo que desaparece para
siempre, en sociedades religiosas
enteras, como la necesidad imperiosa de
un nuevo paradigma antropoteocósmico que
probablemente tenga que saltar por
encima de la mayor parte de las
religiones actualmente vigentes."
" Se impone pues
la necesidad de un análisis más profundo
de este núcleo antropoteocósmico
milenario, de las transformaciones que
ha sufrido a lo largo de nuestra
historia evolutiva, así como de la
libertad omnímoda en que su conocimiento
nos sitúa frente a todo condicionamiento
filosófico posterior (griego y bíblico
especialmente en nuestro caso). Es
necesaria una visión que nos libere de
los desastres que nos ha causado a
nosotros y al planeta la forma
disfuncional actual en que todavía nos
relacionamos con la naturaleza, por obra
de ese paradigma antropo-teo-cósmico
inexplicablemente todavía operante en el
cristianismo standard (teología, dogma,
catecismo, imaginario cristiano)"
José María Vigil (Humanos, Naturaleza y
Dios)
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ESTO PUEDE TENER ALGUNAS IMPLICACIONES |
Otra forma de pensar el
fundamento de la religiosidad es posible
"La ciencia hoy nos da
una visión que nos descondiciona la
Biblia y nos desbloquea el
judeocristianismo dogmático rígido que
nos hacía pensar que sólo con la Biblia
empezaba la verdad, sin poder
remontarnos más atrás ni adentrarnos en
las maravillas religiosas que la
historia y la arqueología hoy nos dan a
conocer. Ahora, con los nuevos datos,
con los nuevos relatos extrabíblicos,
prebíblicos, o paleobíblicos incluso,
podemos movernos en nuestra religiosidad
con toda una lógica verdaderamente
distinta:
- hoy
sabemos que el
geocentrismo
de la Biblia no es un mensaje
verdaderamente atribuible a la Biblia
como tal, aunque se deduzca claramente
de sus páginas, sino que más bien es
simple consecuencia de la ignorancia precientífica propia de la época en que
fue redactada, y por eso mismo nos
sentimos plenamente autorizados a
prescindir de ese geocentrismo,
- hoy sabemos que la
precedencia masculina sobre la mujer en
los relatos de la creación bíblica (el
varón creado primero, la mujer tomada de
la costilla del hombre, la mujer como
inductora al pecado y la castigada a
someterse al varón), no son tampoco un
mensaje proveniente de Dios mismo, sino
reflejado de los paradigmas culturales
de los que fueron traídos aquellos
relatos y del propio machismo cultural
reinante en los tiempos de la redacción
de la Biblia
- hoy sabemos que el
antropocentrismo, la creación separada
del ser humano, como siendo alguien
diferente y superior a todos los demás
animales, plantas y seres vivos de este
planeta (creído único), no es algo que
hoy tengamos que afirmar en contra de lo
que dice la ciencia actual, sino que era
la única forma que en aquel tiempo les
cabía en la cabeza a los contemporáneos
para hablar del ser humano; hoy sabemos
con naturalidad que Dios no creó a
ningún especie en particular, sino que
todas son un desarrollo bio-evolutivo a
partir de especies preexistentes: ¡adiós
al Rey de la creación! siempre hemos
estado hablando de un plan de Dios para
la humanidad que sería el sentido de
toda la realidad de nuestro mundo y de
todos los mundos y galaxias que
existan... y hoy sabemos que pensar que
estamos solos en este universo, o que
somos los únicos seres con sentido...
son sólo efectos del atraso observacional científico de lo que de
hecho hoy ya nos es dado observar y
deducir humilde y provisionalmente...
Todas esas verdades
las veíamos claramente incluidas en la
Biblia y las constituíamos en los
pilares de nuestro pensamiento y nuestra
fe, mientras que hoy nos sentimos libres
de todas ellas, como quien se ha
desprendido del agua en la que estuvo
bañando a su niña, y ahora la mantiene
ya en sus brazos con todo cariño, ya
limpia y seca, del todo olvidado de
aquella agua que hizo su papel pero que
ya no sirve
Del mismo modo,
asumiendo lo que los descubrimientos
científicos, históricos y arqueológicos
que tenemos del tiempo paleolítico y
calcolítico anterior a la Biblia,
hoy podemos ACEPTAR
-
que el carácter
«meramente material y caótico» de la
naturaleza,
-
que su carácter
de «fabricación» o «creación»
divina,
-
que el «despojo
de la sacralidad divina» de la que
antes estaba revestida,
-
que la
«separación del segundo piso
celestial»,
-
que el carácter
‘masculino’ y ‘absolutamente
transcendente’ de
theos,
que la misoginia
‘de los monoteísmos que adoran a un
dios patriarcal o de las religiones
en
general,
que nuestro vivir
expatriados sintiéndonos lejos de
nuestra hogar la divina madre
Naturaleza ,
que nuestro
peregrinar por la tierra pensando
sólo en el cielo...
...son también
«condicionamientos cognitivos» que
arrastramos de los avatares anteriores
de la evolución de nuestro imaginario
bio-histórico; son resabios de
paradigmas antropoteocósmicos
anteriores, que ninguno de nosotros
individual ni colectivamente, ni
nuestras sociedades ni siquiera nuestras
religiones han sido capaces de discernir
para liberarse. El paradigma
antropoteocósmico es el más profundo de
los paradigmas o cosmovisiones, es el
proto-paradigma, y no está al alcance de
nuestra voluntad el captarlo y
transformarlo.
Concluyendo
Las diferentes
configuraciones del núcleo
antropoteocósmico, no son más que
«mapas», esquemas, idealizaciones
filosóficas con las que queremos
habérnoslas con la realidad que nos
rodea, tratando de interpretarla, de
responder a nuestra necesidad de
explicación y nuestra búsqueda de
sentido. Y todos esos mapas –también
nuestras visiones paradigmáticas
antropoteocósmicas– no son más que eso,
intentos balbucientes por pronunciar un
misterio inalcanzable. A veces hay que
decidir ante ellos no por teorías, sino
por razones prácticas; ya lo fijo Jesús:
el árbol bueno no puede producir frutos
malos; o sea, que el paradigma
antropoteocósmico que nos deshumaniza,
nos fragmenta o nos
aliena, no puede ser
bueno.
Las religiones
agrarias nos han transmitido un
paradigma antropoteocósmico realmente
desintegrado y desintegrador,
deshumanizante, despreciador de la
naturaleza, destructor del mundo, que en
pocas palabras se podría decir así:
el concepto de
naturaleza que nos han transmitido: desacralizante para con ella
(considerada profana, «material»,
«creada, fabricada») y dualizante
(separación del cielo y de la tierra, de
lo visible y lo invisible, de lo
material y lo espiritual, de lo físico y
de lo metafísico, lo humano y lo
divino);
la imagen de nosotros
mismos que nos han introyectado: un ser
humano sobre-natural, no natural,
principalmente espiritual, superior,
imagen (diferente) de Dios), dueño, y
con privilegio para el sexo masculino;
(¡Volver a la Tierra!, religiones del
libro, volver al primer libro y dejar el
comentario)
y el teísmo:
del
misterio de la Realidad en forma de
un theos,
a nuestra imagen y semejanza, que la
saca de este mundo transcendiéndolo
y exteriorizándolo («que estás en el
cielo»)
que expatría por
tanto el Misterio fuera y más allá
de la realidad
cósmico-natural-universal (la única
que conocemos),
que constituye en
morada propia de
theos
el
otro mundo, el cielo, el mundo no
natural ni cósmico, el mundo
espiritual (no material), el
«segundo piso» que sobrevuela sobre
el mundo natural y humano,
que acapara en sí
mismo la totalidad de la sacralidad
de la Realidad, ocupando su centro
(teocentrizándolo todo) degradando
la existencia de todo el resto de la
realidad a la categoría de mero
pensamiento de Dios, reflejo de la
grandeza de Dios, efecto de la
bondad amorosa providente de Dios
que en cualquier momento puede dejar
caer en la nada a la realidad con
sólo dejar de pensar en ella...
Concretamente en el
cristianismo, a partir de su profunda
inculturación en la cultura griega y en
el helenismo, su teología y su dogmática
quedan claramente dentro de los límites
del marco de la visión cosmoteándrica
que se fraguó en el ocaso de la «Vieja
Europa» y en el Oriente Próximo a partir
del IV milenio a.C. Aquel marco de
pensamiento ha estado vigente hasta hoy,
y todavía lo está en la mayor parte de
las capas culturales populares de
Occidente. En conjunto, podríamos decir
que la mayor parte de teología y de la
institución eclesiástica escuchan este
discurso casi seguro por primera vez.
Urge pues repensarlo todo."
José
María Vigil (Humanos, Naturaleza y Dios) |
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